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El Puerto Cofrade

Cofrade, capataz y, sobre todo, amigo

Colaboración semanal de Ángel García

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  • SERGIO RIVERA

Bueno pues ya está aquí, ya llegó puntualmente, nunca falla, acabó el Carnaval y llegó la Cuaresma.

Lo cierto y fijo es que ha empezado una carrera meteórica que nos llevará al Domingo de Ramos; las hermandades se afanan para que todo esté listo para esa fecha, las casas de hermandades son un hervidero, los costaleros y capataces ensayan en estas noches donde ya huele a primavera.
Entre estos se encuentra un buen cofrade, excelente capataz pese a su juventud y mejor amigo como es Sergio Rivera. Yo sé que a él, como buen cofrade, no le gusten los halagos, pero justo es que le dedique unas líneas.

Y lo hago, aparte de mi amistad, porque tiene muy bien asumido lo que debe ser un cofrade del siglo XXl, católico, un hombre de fe y un hombre entregado a su hermandad del Nazareno. Como él dice, hermano de la misma desde que tiene uso de razón.
Sus otras devociones aquí en la ciudad, se encuentran en la Capilla de Benavides de nuestra Basílica, su Cristo Orando en el Huerto y Mª Stma. de Gracia y Esperanza, hermandad en la que pronto cumplirá sus bodas de plata.

Tiene el inmenso honor de dirigir a la cuadrilla del Señor de El Puerto desde el año 2007. Antes fue contraguía de la otra titular de su cofradía, la cual ocupa un lugar especial dentro de su corazón, María Santísima de los Dolores. Curiosamente es Ella y no Él, la que dispone de su santuario a modo de retablo cerámico en su domicilio particular.  Ha portado la túnica desde muy pequeño, cuando su tío Pepe “el de la Diana” y su primo Fernandi ya lo llevaban de la mano cada madrugá de Viernes Santo.

En la Oración en el Huerto fue costalero durante quince años y en la actualidad sale de nazareno.
En Sevilla pertenece a dos hermandades, la Redención del Lunes Santo, en la cual es costalero desde el año 2003 y la popular Hermandad de los Gitanos de la madrugá hispalense.

En esta última, gran culpa de ello la tiene su buen y gran amigo Pedro, costalero como él en la hermandad del Beso de Judas y su verdadero cicerone en el mundo de la trabajadera. Para rematar la faena es costalero de su buen amigo y gran capataz sevillano D. Antonio Santiago, con el don por delante.

El Viernes de Dolores sale bajo las trabajaderas del Santísimo Cristo de la Misión, allá en Heliópolis.

No se puede pedir más sin haber cumplido los cuarenta. Gran cofrade Sergio, serio en su trabajo y querido por su gente; es de las pocas personas con las que da gusto hablar de Semana Santa o de hermandades de Gloria, y más aún si te lo encuentras en la calle Francos de Sevilla con el paso de una cofradía.

Y todo eso lo compagina con otra de sus devociones: su familia; su mujer y sus tres hijos pueden estar orgullosos de tener un gran cofrade y mejor padre.

Que tu Señor de El Puerto te siga iluminando amigo Sergio y a esta es!!

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