Ni mucho menos me quiero referir al fantástico club que tenemos en El Puerto de Santa María con esta expresión de “caer en las redes”, aunque en muchas ocasiones se pudiera llegar a considerar válida para hablar de él.

Desde hace algunos años, las redes sociales han ido inundando nuestra sociedad y se han convertido en una herramienta habitual de trabajo y de comunicación. Hasta ahí, todo perfecto; el problema deriva en la mala utilización de esta vía de comunicación, sobre la cual aún no pesan leyes suficientemente contundentes y en las que parece que la impunidad reina a sus anchas.

Cualquiera de nosotros, puede llegar a publicar en alguna de ellas lo que le de la gana: cualquier expresión , fotografía o vídeo sin pasar por la más mínima censura ni tan siquiera del sentido común. En demasiadas ocasiones compartimos estados, o fotografías en las que se menosprecia, se ridiculiza y, lo que es peor, se insulta a alguien.

De unos meses hasta aquí, ciertas personas no están dispuestas a aguantar lo que les caiga a través de estas redes, ya que la libertad de expresión no tiene validez alguna si coarta por otro lado el derecho a la intimidad o incluso, el derecho a defenderse de cualquiera.

De esta forma, muchos ya denuncian expresiones o situaciones que consideran faltas de respeto que no tienen la más mínima argumentación, más allá de la opinión personal. Supongo que en unos años existirá algún tipo de normativa suficientemente contundente para parar esta “masacre” virtual pero, hasta entonces, les pido que hagan uso del mejor sentido del que disponemos, el sentido común y no permitan ni sean cómplices de que otros finalmente “caigan en las redes”.