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La policía redobló su contingente para controlar el acceso de las personas que acuden al penal, situado en la zona sur de la capital chilena, para visitar a sus allegados.
Personal de Fuerzas Especiales de Carabineros (policía militarizada) ha instalado un cerco de seguridad en la entrada de la cárcel y controla minuciosamente el ingreso de familiares en el recinto.
Unos instantes de tensión se registraron en las afueras del penal al paso del cortejo fúnebre de uno de los reos fallecidos en el incendio del miércoles.
Los gendarmes de la cárcel San Miguel permanecen en alerta debido a los disturbios y al intento de motín que se registraron en la noche del viernes en el penal.
El origen de los incidentes fue el traslado de 35 reclusos de alta peligrosidad a la cárcel de alta seguridad de Rancagua.