Diez meses antes de la Expo, el 28 de junio de 1991, un paquete de siete kilos llegó a la cárcel de Sevilla-1 a nombre de su director. Los funcionarios sospecharon por sus siete kilos de peso, pero al pasarlo por el escáner lo vieron todo opaco. Lo trasladaron a la sección de paquetería y avisaron a los Tedax, pero antes de que llegaran los artificieros la bomba explotó, mató a cuatro personas y treinta sufrieron heridas graves. Las víctimas fueron el funcionario de prisiones Manuel Pérez Ortega, los reclusos Donato Calzado y Jesús , y el comerciante Raimundo Pérez, que había viajado desde Santander para visitar a un familiar preso.
Seis años después de la Expo, los terroristas asesinaron el 30 de enero de 1998 al concejal Alberto Jiménez Becerril y a su esposa, Ascensión García Ortiz, de sendos disparos en la nuca cuando después de cenar estaban a punto de entrar en su domicilio de la calle don Remondo. Desde entonces, cada 30 de enero representantes de los estamentos de Sevilla se congregan en el punto en que fueron asesinados para reivindicar su memoria y la de todas las víctimas de ETA.
El tercer golpe mortal se produjo el 16 de octubre del año 2000 con el asesinato en su propia consulta de la calle Jesús del Gran Poder del coronel médico Antonio Muñoz Cariñanos. Los terroristas huyeron a pie pero la colaboración ciudadana al dar continuas pistas a la Policía sobre su paradero permitió, después de varios tiroteos, la detención de los dos miembros del comando y la localización del piso franco en el que habían fijado su base para atentar en la capital de Andalucía.