El comercio sevillano es uno de los sectores más quejosos por cualquier circunstancia que altere su ‘modus vivendi’, quizás porque al tener un mayor y directo contacto con el público sea uno de los principales termómetros del estado de la economía, pero también es cierto que suele instalarse en demasía en el ‘quejío’ y que atribuye todos sus males a las decisiones o actuaciones de terceros -normalmente, el Ayuntamiento y/o la Junta de Andalucía-. Nunca se cuestiona a sí mismo, ni se pregunta si debe evolucionar y hacia qué dirección con el signo de los tiempos, marcados ahora por nuevos usos y costumbres como, por ejemplo, el comercio electrónico a través de Internet, que ahorra a los potenciales clientes los obligados desplazamientos físicos de antaño hasta las tiendas.
Hasta tal punto están creciendo las ventas por la Red que las empresas de mensajería, paquetería y reparto a domicilio han constatado un notable incremento del negocio de recoger de los almacenes sitos en los polígonos industriales los pedidos cursados a compañías inexistentes hasta hace tan sólo unos años y que gradualmente se están convirtiendo en pequeños gigantes de la distribución merced a Internet, como es el caso de ‘Privalia’ y ‘Vente-privée’, por citar tan sólo dos ejemplos de gran éxito.
A lo que íbamos tras esta pequeña digresión internauta. Por primera vez en mucho tiempo, tras la campaña navideña, donde ha habido momentos en que por la masificación de las calles del Centro no se podía dar ni un paso, los comerciantes de esta parte de la ciudad que se considera a sí misma como la única Sevilla existente han admitido un crecimiento de sus ventas, que han cifrado entre un 10% y un 15%.Otros años por Navidad, como por otra parte suele ser habitual en tales fechas, las calles del Casco Antiguo también estaban a rebosar de público, pero entonces los comerciantes se quejaban de que la gente se limitaba a pasear o a mirar los escaparates, pero que no entraban en sus establecimientos o, si compraban, lo hacían muy por debajo de sus expectativas.
Aunque la crisis no se ha paliado de un año para otro, sino al revés -y la próxima Encuesta de Población Activa, según ha anticipado el presidente del Gobierno, puede depararnos casi 5,5 millones de parados-, el comercio sevillano del Centro ha hecho en Navidad mejor caja que nunca en estos difíciles tiempos que nos han tocado vivir. Es una gran noticia, entre tantas pésimas como conocemos a diario, que a un sector de la economía local le vayan bien las cosas, porque ello redundará además en el bienestar colectivo y contribuirá a la creación de empleo para atender la mayor demanda.
El Plan Centro
Como se recordará, Aprocom fue una de las organizaciones más beligerantes contra el Plan Centro de tráfico impulsado a trancas y barrancas -sin previa alternativa de transporte público suficiente, ni los prometidos aparcamientos en la periferia del Casco Antiguo- por el anterior Ayuntamiento presidido por Monteseirín. La patronal de los comerciantes señaló las restricciones al tráfico que mejoraban la calidad de vida y el medio ambiente como las grandes culpables de todos sus males y del supuesto hundimiento de sus ventas.
En su opinión, el Casco Antiguo se moría por la imposibilidad de los automovilistas de circular por sus calles, por lo que, para revitalizarlo, a su juicio era condición ‘sine qua non’ derogarlo y permitir el acceso libre motorizado, tal como, atento a su base electoral, prometió Zoido en su programa para las elecciones municipales que lo llevaron por mayoría absoluta a la Alcaldía.
El alcalde, tras liquidar el plan de tráfico apenas llegado al poder y dar vía libre a todo el que quisiera llegar y desplazarse por el Centro en su automóvil privado, volvió a blindar aquél durante las fiestas navideñas, cuando de nuevo los coches han tenido vedado el acceso a las zonas más sensibles de la ciudad, que siquiera por varias semanas fueron reconquistadas por los peatones, y de forma masiva.
Tesis sin fundamento
De haberse cumplido los malos augurios de los comerciantes y su silogismo de que Centro sin coches=ruina económica, esta campaña navideña tendría que haber sido otro de esos desastres pregonados de antemano, como la Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez.
Y, sin embargo, será cosa del realismo mágico del nuevo alumbrado navideño o de las proyecciones sobre la fachada plateresca del Ayuntamiento -que no hay por qué llamar ‘mapping’- en la Plaza de San Francisco, ha sucedido justamente al revés: no ha habido coches y las ventas se han disparado en ese 10% al 15% según la propia versión oficial de Aprocom.
Por tanto, todo el argumentario sostenido por los comerciantes y el propio PP cuando estaba en la oposición se ha derrumbado como un castillo de naipes al comprobarse que con un Centro sin coches la facturación del comercio no sólo no se hunde, sino que se multiplica. Así pues, ya no puede establecerse una relación causa-efecto entre la crisis comercial y el extinto Plan Centro o cualquier tipo de restricción al tráfico, por lo que ha de buscarse en otras razones o en otra parte.
La mayoría de los centros urbanos de las grandes capitales y ciudades europeas tienen vedado el acceso del tráfico privado y no por ello han perdido su atractivo comercial, cultural y turístico, como bien ha podido comprobar cualquier sevillano que haya viajado a algunas de ellas. Sevilla no tiene por qué ser la excepción de una tendencia general, que cada día va a más y que además es recomendada por los organismos internacionales de protección de la cultura y el medio ambiente.
Oferta complementaria
Si algo ha quedado demostrado en esta Navidad del Centro sin coches y del auge de las ventas comerciales es que ya no basta con abrir la tienda y descubrir el escaparate y esperar sentados a que acudan los clientes, sino que éstos –máxime con la enorme variedad y cantidad de oferta comercial existente, desde los hipermercados y centros comerciales del extrarradio, mucho más accesibles, hasta la comodidad de realizar los pedidos por Internet y recibirlos en el propio domicilio- van al Centro cuando el desplazamiento tiene para ellos un valor añadido, un atractivo complementario.
Este año, ese atractivo añadido han sido desde el alumbrado novedoso hasta las proyecciones en la Plaza de San Francisco –dos rotundos éxitos de Zoido-, pasando incluso por el Zoco en las ‘setas’ de la Encarnación, un uso a la antigua que ni en sus peores sueños pudo imaginar Monteseirín para su presunto icono de la Modernidad.
El enemigo del Centro es, pues, la monotonía y la falta de una oferta complementaria al propio comercio, y su aliado no son los coches que lo invadan, contaminen atmosférica y acústicamente y ocupen las aceras o se estacionen en doble fila, como por contraste se demuestra en emporios comerciales merced a su capacidad de captación del turismo cultural y urbano, cuales son Londres, Viena, Amsterdam y otras grandes ciudades europeas que deberían ser espejo para Sevilla.
Nueva actitud
Los comerciantes, aun sin querer reconocerlo, al menos empiezan ya a intuirlo cuando el vicepresidente de Aprocom, Tomás González, ha declarado que, para que continúe la feliz tónica de esta Navidad, su organización y el Ayuntamiento “deberán trabajar en la misma línea y buscar alternativas”.Ahora sólo falta que lo comprenda y reconozca también el propio Ayuntamiento, artífice del éxito de la Navidad gracias a las nuevas iniciativas impulsadas por el alcalde y que se han desarrollado en toda su plenitud merced a un espacio cívico libre de coches y ocupado festivamente por los viandantes.
Hasta el reciente Barómetro Socioeconómico de la Fundación Antares ha reflejado que son más numerosos los sevillanos contrarios a la derogación del Plan Centro que los partidarios de que los automóviles volvieran a circular sin limitaciones por sus calles.Es esperanzador en este sentido que el alcalde, tras la exitosa experiencia de las fiestas navideñas, se haya mostrado dispuesto a abrir un nuevo periodo de reflexión sobre las medidas que hay que adoptar para regular el tráfico de vehículos por el Centro.
Casi sin pretenderlo, y aun dejando en evidencia su política de ‘barra libre’ con el automóvil, Zoido ha demostrado que no son los coches los que le han devuelto la vida al Centro, sino el haberlo dotado de un programa de actividades capaz de atraer a nativos y turistas por igual.Si el alcalde se inventa cada temporada su particular ‘Copa Davis’ para el Casco Antiguo, el Centro podrá volver a ser lo que fue, libre de coches y de humos, en línea con la Europa más avanzada y con el discurso que el propio Zoido, en su primera intervención internacional como presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, pronunció ante el Consejo Mundial de Ciudades y en el que defendió un modelo de ciudad “energéticamente eficiente y ambientalmente sostenible”. Justamente lo contrario de la política que hasta ahora ha venido practicando aunque, como reza el dicho popular, rectificar es de sabios.