Un jurado popular ha declarado culpable de asesinato por unanimidad al ciudadano marroquí acusado de apuñalar mortalmente a su pareja por celos en la calle Luis Cadarso de la capital hispalense, pues considera que la apuñaló mortalmente con un cuchillo de cocina de 30 centímetros de longitud de forma "sorpresiva" y "repentina" y aprovechando que la víctima había ingerido previamente alcohol y fármacos.
El jurado popular, compuesto por cinco mujeres y cuatro hombres, ha hecho público su veredicto este martes en la Audiencia Provincial de Sevilla, tras todo lo cual tanto la Fiscalía como el resto de acusaciones han solicitado para el procesado, Issam M., un total de 20 años de cárcel por un delito de asesinato, mientras que su defensa ha pedido que se le condene al mínimo legal previsto por el delito de asesinato, es decir, 15 años.
El jurado ha declarado probado que la víctima tuvo una relación sentimental anterior con otro hombre "con el que mantenía una relación de amistad" y con el que se seguía viendo, relación que "no era entendida" por el acusado, "que se la recriminaba" originando con ello "continuas peleas". Así, asegura que el 3 de noviembre de 2010 la víctima estuvo en dos ocasiones con su expareja y le comunicó que iba a dejar su relación con Issam.
En este sentido, el jurado ha considerado probado que, sobre las 19,30 horas de ese mismo día, el acusado llegó a la vivienda que compartía junto con su pareja desde el verano de 2009 y, "de forma sorpresiva y repentina", se acercó a su novia, que se encontraba en el salón, y "con la finalidad de quitarle la vida" le propinó una sola puñalada en el cuello con un cuchillo de cocina de 30 centímetros de longitud.
LA VÍCTIMA HABÍA INGERIDO ALCOHOL Y FÁRMACOS
Así, con esta agresión le provocó una herida penetrante de siete centímetros en el cuello que fue "de suma gravedad y mortal de necesidad", a lo que el jurado ha añadido que, en el momento de los hechos, la mujer estaba afectada por la ingesta previa de alcohol --hasta 2,58 gramos por litro de alcohol en sangre-- y de fármacos, lo que también contribuyó a que "no tuviera oportunidad de defenderse ni de reaccionar".
Una vez cometido el crimen, según ha declarado probado el jurado, el acusado envolvió el cuchillo en un trapo y lo metió en una mochila, tras lo que cerró con llave la puerta de la vivienda y, horas más tarde, fue detenido en Pino Montano. Los miembros del jurado se han mostrado desfavorables, por unanimidad, a que se pueda conceder el indulto total o parcial al procesado.
Tras ello, la fiscal ha pedido para el presunto agresor 20 años de cárcel, además del pago de una indemnización de 184.051 euros, --tal y como pidió en su escrito de acusación consultado por Europa Press--, todo ello en base a la "gravedad" del hecho cometido; la "brutalidad" de la agresión, que se lleva a cabo "estando los dos solos en casa y utilizando un arma blanca peligrosa"; la "alevosía" en el ataque, pues éste fue "sorpresivo" y el acusado se "aprovechó" de que la víctima había bebido y consumido fármacos, lo que supone "un abuso de superioridad".
NO HAY ARREPENTIMIENTO, SEGÚN LA FISCAL
La fiscal ha indicado que el acusado cogió el cuchillo, lo guardó en la mochila y, a continuación, "cerró la puerta con llave, con lo que imposibilitaba el auxilio de la víctima", a lo que se suma "que no ha reconocido los hechos ni se ha arrepentido", así como el daño "irreparable" causado a los familiares más cercanos de la fallecida. Además, la fiscal ha destacado la "especial peligrosidad criminal" del procesado y el hecho de que cuente con antecedentes, solicitando asimismo que no le sea concedido el tercer grado penitenciario hasta que cumpla la mitad de la pena impuesta.
De su lado, el abogado del Estado ha solicitado para el acusado la misma pena de 20 años de prisión, y en su intervención ha sido interrumpido en varias ocasiones por el procesado, que le ha acusado incluso de "racista". El resto de las acusaciones se han adherido a lo solicitado por la Fiscalía y la Abogacía del Estado, mientras que la defensa ha pedido 15 años de cárcel. El acusado ha hecho uso de su derecho a la última palabra y ha insistido en que "no ha hecho nada".
Durante su declaración en el acto del juicio oral, aseguró que, al llegar el día de los hechos al domicilio donde convivía con la víctima, se encontró con esta "tumbada en el suelo y sangrando por el cuello" y a su expareja, Isidro, "escondido detrás de la puerta con un cuchillo en la mano", quien le dijo que "ella se había dado sola con el cuchillo".
Asimismo, "le dije que iba a llamar a la Policía, pero él dijo que no llamara, que no era nada, y que iba a llevarla al hospital", según prosiguió, señalando que Isidro, "que no se llevaba bien conmigo e incluso me llegó a rajar las cuatro ruedas del coche, me dijo que no le abriera a nadie la puerta". "Yo no quería meterme en un problema, por lo que me quedé callado, cogí el macuto y me fui del piso; además, nunca pensé que la víctima estuviera tan grave", dijo.