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España

Justicia implacable

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El alevoso asesinato del joven madrileño Álvaro Ussía clama justicia. El fiscal debe ser implacable con los asesinos. Y el juez, también. Los tres porteros de la discoteca de la capital que le molieron a golpes hasta reventarle el corazón, deben pagar por su crimen. A los 18 años una vida no puede ser sesgada de la manera en la que le fue arrebatada por tres miserables cuya identidad hará bien la policía en revelar cuanto antes. Porque, siendo como son mayores de edad , ¿a qué viene la protección que supone facilitar sólo las siglas de los apellidos de estos tres matones? ¿Quién quiere restar oprobio a quienes con su canallesco proceder han acabado con un muchacho que tenía toda una vida por delante?

A estas alturas de la noticia han trascendido suficientes detalles sobre el caso como para que las autoridades de Madrid reflexionen acerca de la negligente manera con la que llevan algunos asuntos que por ser de su competencia, también es suya la responsabilidad cuando algo falla. Como ha ocurrido en este caso.

El local en el que se desencadenaron los hechos –una discoteca que no debería estar abierta pues ni tenía el permiso ni el preceptivo seguro– acumulaba medio centenar de denuncias. La última, de la Policía Municipal.

También ha trascendido que los porteros implicados en el crimen habían sido denunciados por su comportamiento brutal. Más aún: uno de ellos tiene antecedentes policiales. ¿Quién responderá por esta cadena de irregularidades? ¿El alcalde de Madrid? ¿Las autoridades regionales que establecen las normas pero se olvidan de la parte más importante: hacerlas cumplir? ¿La Delegación del Gobierno en la Comunidad de quien depende la policía que debería haber detenido a los porteros por estar implicados en otras palizas que fueron denunciadas pero quedaron olvidadas en alguna comisaría?

En lo que llevamos de año, 66 personas han perdido la vida de manera violenta en Madrid. Más de la mitad eran jóvenes. En otras comunidades –Cataluña, Andalucía, Valencia, Galicia...– por desgracia, este género de violencia también es noticia frecuente. Leyes tenemos. Lo que se echa de menos son condenas ejemplares. Siento tener que escribirlo, pero en los últimos años, para los malos, siempre hay alguien que encuentran atenuantes. Ojalá no sea así en este caso.

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