Un partido serio y completo, sólo enturbiado por algunos ya habituales fallos defensivos, y dos golazos del argentino Sergio Kun Agüero y el uruguayo Diego Forlán...
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Un partido serio y completo, sólo enturbiado por algunos ya habituales fallos defensivos, y dos golazos del argentino Sergio Kun Agüero y el uruguayo Diego Forlán impulsaron al Atlético de Madrid a una victoria convincente frente al Liverpool, al que casi siempre se sintió superior este sábado.
La primera parte ofreció un Atlético poderoso, a la altura que se espera de un equipo deseoso de pelear con los grandes de Europa. En defensa, el aspecto más preocupante en esta pretemporada, no sufrió demasiado, salvo en momentos puntuales, rebajó su número de fallos y, cuando cometió algún error, aparecieron las cualidades de Sergio Asenjo, un seguro en la portería rojiblanca.
También controló el centro del campo. Y, en ataque, el Atlético es casi infalible. Su línea más potente exhibió de nuevo una pegada incontestable. Lo hizo en su primera ocasión, una de sus jugadas más trenzadas desde la defensa en los últimos años, culminada con un centro perfecto de Antonio López y un cabezazo imparable del argentino Sergio Kun Agüero (0-1, m. 14).
La reacción inmediata del Liverpool llegó con un puñado de oportunidades de un activo Fernando Torres contra su ex equipo –Asenjo le detuvo un mano a mano y luego envió un disparo al poste–. Sólo él, además de algunos minutos de nerviosismo defensivo antes del descanso, alteraron la gran primera parte del Atlético, que ya mandaba por 0-2 (m. 32) con un tiro a la escuadra del uruguayo Diego Forlán, tras un taconazo del portugués Simao Sabrosa. Un golazo.
Más inquietante fue el inicio de la segunda mitad para el conjunto rojiblanco, al que la presión rival le impulsó a dar un paso atrás, a sentirse más incómodo con la pelota y a sufrir algo más en defensa con dos cabezazos del brasileño Lucas Leiva y Torres y un remate fallido de Steven Gerrard a un metro de Asenjo.
La luz de alerta en el Atlético, sin embargo, sólo duró unos minutos, el tiempo que tardó el equipo de Abel en adelantar su presión y recuperar la precisión en el centro del campo, donde el incansable esfuerzo de un sobresaliente Paulo Assuncao desesperó a los medios del Liverpool.