Los centros de salud son la primera puerta de entrada a la sanidad pública, prácticamente la carta de presentación, y sin embargo cada vez son más la ‘cenicienta’, con trabajadores desbordados y unos usuarios cada vez más descontentos.
Una situación límite que se traduce en que en lo poco que va de año ya se hayan registrado en Huelva capital tres agresiones en centros de salud. La última se produjo el pasado viernes en el centro de El Molino, cuando dos celadoras fueron agredidas por una pareja de usuarios.
Este lunes la Junta de Personal de Atención Primaria de Huelva se ha concentrado a las puertas de ese centro de salud para condenar los hechos y también para reclamar algo que no parece tan descabellado: vigilancia en todos los centros de salud.
Al respecto, ya indicaron este domingo que la Gerencia de los Distritos Huelva Costa y Condado Campiña ha mostrado “su reiterada negativa a los requerimientos de vigilancia y seguridad en los centros de salud de mayor afluencia o conflictividad”.
Este lunes, el sindicato CSIF ha insistido en el tema y ha solicitado, una vez más, que en todos los centros de salud haya vigilantes de seguridad, una petición que el director gerente del Distrito Huelva-Costa ha rechazado argumentando que “no ve motivos para ello, siendo innecesario contar con esta figura en todos los centros”.
Sin embargo, este sindicato presente en la concentración ha recordado que “las agresiones verbales se dan a diario. Insultos, amenazas, provocaciones, vejaciones se producen en todos los centros diariamente”.
Una situación ante la que los trabajadores se sienten indefensos: “Si ya antes de la pandemia sufrían las consecuencias del abandono de la Administración, ahora se encuentran en situaciones límite con escasos medios y recursos y una demanda asistencial elevadísima, como nunca antes se había vivido”.
Al hilo, CSIF apunta que “los profesionales son los que dan la cara, los que están en primera línea atendiendo al usuario, y son los que sufren las consecuencias del descontento de los pacientes por la nefasta gestión de la Administración que sigue sin dotar adecuadamente a la sanidad pública”.
El 20 de enero fue un vigilante de seguridad del centro de salud de Adoratrices el que sufrió una agresión por parte de un usuario. Solo dos semanas después, el pasado viernes 4 de febrero, le ha tocado el turno a dos celadoras del centro de salud de El Molino, que fueron agredidas en la zona de triaje por una pareja de usuarios. Una recibió un golpe en la cara y a la otra, tras intentar mediar, la agarraron por el cuello.