El drama del desahucio por no poder pagar la hipoteca de su casa llegó ayer a Trigueros, y pese a los intentos tanto de algún representante del gobierno municipal como del casi centenar de ciudadanos solidarios que intentaron evitarlo, se hizo realidad sin remedio.
Como en todas las historias, dos bandos, con sus protagonistas: por el lado embargador, el Banco Popular al que los propietarios adeudan sólo unos 36.000 euros; por el de los desahuciados, según ha podido saber Viva Huelva, una pareja de ancianos, su hijo parado de unos 40 años, y un hermano de uno de ellos que sufre una enfermedad crónica.
La cuestión ahora, según puso de relieve ayer el teniente de alcalde del consistorio triguereño, Manuel Rubiales, es por un lado, buscar acomodo para los cuatro desahuciados en algún albergue u otro espacio social, y por otro, negociar con el Banco por si cabe la posibilidad de que regresen a la casa con un alquiler social, ya que se han ido con lo puesto y allí han dejado todos los enseres.
Ayer, se vivieron algunos momentos de tensión cuando se quiso evitar el desahucio, aunque tanto Rubiales como su partido, izquierda Unida, han destacado la corrección de la actuación de la Guardia Civil en todo instante, sin que se produjera ninguna detención entre los manifestantes, aunque se tuvo que pedir refuerzos para llevar a cabo el desalojo.
