Un subidón como el del sábado era casi lo único que faltaba para hacer despertar del todo el recreativismo dormido durante tantos años. El equipo de Sergi demostró una capacidad de superación elogiable, una ejemplar manera de partir de cero, de abstraerse del repaso de la primera parte, de creer, de jugar, jugar y jugar, de intentarlo de todas las maneras y de conseguir una remontada que hizo explotar de alegría a la afición albiazul.
Este Recre no es fácil de tumbar. Y el sábado se consiguió un empate mucho más valiosos que muchas victorias. Porque el grupo salió reforzado, porque la conexión con la grada va a ser difícil de quebrar, porque la ansiedad no apareció, porque el peligro llegó de muchas maneras diferentes, porque la pegada se volvió a demostrar y porque un líder tiene que saber levantarse. Y el Recre lo hizo. Y de qué manera.
Pero la euforia colectiva después del golazo de Álvaro Antón, tras los golazos de Cifu y de Arana, no debe dejar en un segundo plano que en la primera parte el Recre regaló al rival demasiadas opciones con las que el Lugo puso la cara colorada al equipo de Sergi tirando de sencillez.
En los primeros 45 minutos, el riesgo en la salida del balón provocó una pérdida en tres cuartos que Álvaro Peña convirtió una precisa asistencia a Renella, que ganó con pasmosa facilidad la espalda a la pareja de centrales. Así llegó el 0-1. El segundo gol fue más mérito lucense que demérito onubense, con una jugada de tiralíneas iniciada con un saque de banda, continuada con taconazo, precisada por un autopase de lujo de Pablo Sánchez y culminada por Álvaro Peña que sólo tuvo que empujarla. En el tercero, se desnudaron los principales fallos del Decano durante la primera mitad: poca tensión en la presión y mucha, demasiada distancia entre líneas. Con este espacio infinito jugó el Lugo para de nuevo avanzar hasta llegar al área con opciones, donde Renella remató, Cabrero se lució, pero nadie estuvo atento a un rechace que Pablo Sánchez mandó adentro. Antes del descanso, pudo llegar el cuarto, pero, por suerte, el marcador quedó con el 0-3 que después pudo ser igualado rectificando errores y aprovechando que el Lugo de Setién quiso guardar la ropa en la segunda parte.
Así las cosas, un punto para creer y pensar. Para creer, una jornada más, y van 10, en que el Recre de Sergi tiene recursos suficientes para estar en la pomada del ascenso hasta fin del campeonato; para creer en que, además de destellos de buen fútbol y pegada, el Decano tiene fuerza mental e inteligencia para reponerse de los golpes, y para creer en que hay razones para el optimismo. Pero también para pensar en que ya son varios los partidos con lagunas defensivas graves que hay que subsanar más pronto que tarde. Trabajo queda, pero, como dice el clásico, que nos quiten lo bailao. Diez jornadas, siete partidos ganados, dos empatados y sólo uno perdido. 23 puntos y el Recre sigue líder. Y además, sus perseguidores no aprovecharon el tropezón, y el segundo (Murcia) sigue a cinco puntos, y el tercero (Lugo) se queda a seis de distancia, como la semana pasada.