No se trata de buscar un niño para cada familia, sino de buscar una familia para cada niño, primando su bienestar y que, ya que no puede estar, por muy diversas circunstancias, con su familia de origen, al menos tenga el calor de una familia y todo lo que conlleva, ni más ni menos. Hablamos del acogimiento familiar de menores.
El Servicio de Protección del Menor, dependiente de la Consejería de Igualdad, Salud y Bienestar Social, es el responsable de estos niños tutelados, pero es la Asociación Alcores la que desde 2002 coordina el programa de acogimiento familiar. Ahora mismo hay cerca de 250 niños en familias de acogida en la provincia de Huelva, y el objetivo final es que los centros de protección sólo sean sitios de paso, en el que los menores permanezcan el menor tiempo posible.
Olga Martínez y Tania Neto son trabajadoras sociales de Alcores, y explican a Viva Huelva en qué consiste el programa de acogimiento: “Es la búsqueda de una alternativa a los niños que, por circunstancias, no pueden estar con su familia de origen. Años atrás, lo que se ha venido haciendo es darle una alternativa en los centros de protección, lo que es el acogimiento residencial, y allí los niños están muy bien atendidos porque hay magníficos profesionales, pero les falta la atención personalizada, la continuidad, el cariño que todos necesitamos para crecer y tener un buen desarrollo, que te ayuden a hacer los deberes... Eso sólo se puede hacer en una familia”.
Hay varios tipos de acogimiento: de urgencia, simple, permanente o profesionalizado, pero la base es la misma, “lo que se necesita es disponibilidad y tener la intención de seguir adelante con estos niños”, siempre respetando su origen y el contacto con sus familiares biológicos, porque el fin último, aunque a veces no se logra, es que esos menores vuelvan con sus familias, aunque en la maleta se llevan para siempre a otra familia que, en un momento de indefensión total, le brindaron su hogar y su amor.
Miguel Ángel García es uno de esos 250 padres de acogida que hay ahora mismo en Huelva. Su familia (su mujer y una hija de seis años) acogió hace 15 meses a un niño de seis años -llamémosle Pedro-, sólo 18 días menor que su hija biológica. “Yo era muy reacio al acogimiento familiar, y tardé un año en mentalizarme. Lo primero que piensas, cuando ya te mentalizas, es que te lo van a quitar, pero ahí es donde tienes que madurar y pensar la situación, que no te lo van a quitar porque no es tuyo”, explica, y recalca que “el acogimiento está provocado por la solidaridad, aunque al final te conviertes en padre también, porque Pedro dejará algún día nuestra casa y volverá con su madre, o eso esperamos, porque es con quien tiene que estar, pero no dejará de ser mi hijo nunca”.
Él mejor que nadie puede explicar lo que supone el acogimiento para un menor. “Pedro le dijo a mi hija que no quería volver al centro porque era un sitio muy triste, porque no son unos papás”. Además, relata cómo ha evolucionado Pedro en poco más de un año: “Está totalmente integrado en casa, los primeros meses lo llamabas para ir al cole y se levantaba inmediatamente, como cualquiera que no está en su casa, y ahora hay que quitarle la sábana, tirarle de una pierna, Pedro que no llegamos, Pedro el colacao...” Otro aspecto que resalta es a la hora de dormir. “Al principio tenía bruxismo (chirriar de dientes), que no es algo que le pase a muchos niños, y ahora ronca... Es un niño feliz y se le nota, porque lo demuestra continuamente”.
Por ello, no duda en recomendar el acogimiento familiar, de hecho, asegura que “se lo aconsejo a todo aquel con el que me cruzo, aunque también digo que es difícil, pero es tremendamente gratificante; uno se siente muy bien cuando hace cosas buenas para los demás, y en lo personal te hace crecer mucho”.
Las trabajadoras sociales de Alcores hacen hincapié en que durante todo el proceso de acogimiento siempre están asistiendo a las familias, “desde que vienen a informarse hasta que, si son idóneos, acogen al menor, y por su puesto, cuando los pequeños regresan con sus familias”.
Existe un requisito mínimo económico para tener un niño de acogida, pero nada desmesurado. Después hay un estudio pormenorizado de idoneidad, y lo más importante: “Ganas y mucha solidaridad, que donde comen dos, comen tres”.
Según explican desde Alcores, “lo que se busca es darle estabilidad, cariño, tiempo y espacio al niño, pero el único requisito técnicamente es ser mayor de 18 años; después se ven las circunstancias de la familia -monoparental, homosexual, etc.- y la capacidad que tienen para atender al menor, porque la intención es que el niño esté lo mejor posible, pero estamos seguros de que hay un niño para cada familia”.
Para aquellos interesados, Alcores cuenta con un teléfono de atención directa en su oficina (959281674) y otro gratuito (900701162). Además, se puede contactar con la asociación a través del email alcoresacogimiento@gmail.com y en la web www.asociacionalcores.org. Este jueves harán un pasacalles por el centro y el domingo una convivencia de familias acogedoras en el Parque Moret.
Este jueves es el Día de la Infancia, y aún hay un número demasiado elevado de niños, principalmente mayores de siete años, en los tres centros que hay en la provincia. Pedro ya ha logrado su segunda oportunidad, pero otros muchos están esperando la suya.