Jugó el Real Jaén una final por el liderato ante el Marbella y, como siendo habitual en casa, la ganó con solvencia. En el Nuevo la Victoria el equipo de Chumilla se muestra intratable y de haber tenido algo más de eficacia arriba la escuadra blanca se habría conseguido una nueva goleada. No hubo exceso de goles pero tampoco fue mala en absoluto la forma de celebrar que el club ya cuenta con la cédula concedida por la Casa Real que confirma la ‘realeza’ de su nombre.
El partido agradeció que Mario Martos superase sus molestias físicas y pudiese jugar pues, una vez más, volvió a ser el timón de un equipo que aceptó el intercambio de golpes que propuso el equipo marbellí. Durante el primer tiempo hubo ocasiones para ambos equipos, aunque las mejores fueron para los blancos. Los malacitanos encontraron en el balón parado una vía para acercarse al gol y la explotó sin éxito en un par de oportunidades que hicieron tambalear la racha imbatida del Real Jaén en casa.
Sin embargo el cuadro de Chumilla se asomó a la portería rival con mucho más peligro. Antonio López ofreció una masterclass sobre cómo un delantero puede jugar para su equipo sin buscar portería. Dio oxígeno a los suyos aguantando balones arriba y permitiendo la elaboración de juego ofensivo. Óscar Lozano fue uno de los futbolistas que más se aprovechó de ello. Fue clave su desborde en el encuentro pero sin embargo el primer tanto llegó de la acción menos estética del primer tiempo.
Un saque de esquina se convirtió en un pinball dentro del área en el que el más rápido fue Javi Moyano. Su balón llegó a tocar en el poste antes de entrar. Este gol llenó de confianza a un Real Jaén que no se conformó, consciente de que el rival que tenía enfrente es uno de los más complicados del Grupo IX de la Tercera RFEF. El árbitro optó por un listón que permitiese jugar pero a veces lo hizo en exceso.
Apenas tiró de tarjetas durante casi todo el primer tiempo y no estuvo fino en un penalti que reclamó todo el estadio sobre Óscar Lozano y que no concedió. Tal vez esa acción pesó en su conciencia cuando el jugador del Marbella Jorge cortó un contragolpe y el trencilla entendió que era el último defensor y acabó expulsándolo.
No achantó la inferioridad numérica al Marbella, que comenzó la segunda parte presionando en zona alta como había hecho durante todo el partido. No les duró mucho sin embargo el amago de esperanza pues solo cinco minutos después de la reanudación Urko Arroyo realizó un disparo a media vuelta que acabó convirtiéndose en el dos a cero después de tocarla Lajárrega.
Ya antes Antonio López había desaprovechado un regalo del portero marbellí y Mario Martos también mandó alto un pase que le ofreció Edu López desde la línea de fondo. No es habitual que el Real Jaén fallé tantas ocasiones y esto permitió que el Marbella siguiese con vida en el encuentro. Tras el carrusel de cambios alrededor de 70’, volvieron a presionar en zona de creación unos jugadores malagueños ante los que hay que quitarse el sombrero.
José Lara y Antonio Montiel revitalizaron el equipo y se volvió a buscar la portería rival con ahínco. Hubo ovaciones cerradas para Mario Martos, que arriesgó a romperse muscularmente, y para Urko Arroyo, y se divirtió el respetable viendo como los blancos utilizaron el balón para adormecer el partido pero aún así, ya en el descuento, el Marbella logró anotar aunque lo anuló el colegiado por fuera de juego de Dago.
