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Martín Gómez: “A Cristo y María le pido que me enseñen el camino para irme”

El conocido capataz reflexiona en 'Luz de Pasión' al cumplir 40 años al frente del misterio de la Cena

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Martín Gómez Moreno cumple esta Semana Santa 40 años como capataz, una efeméride que parece apropiada para echar la vista atrás y reflexionar acerca de un mundo al que ha entregado toda su vida.

El Lunes Santo de 1983 se puso al frente de la cuadrilla del paso de misterio del Señor de la Cena recién alcanzada la mayoría de edad y pensando que aquella iba a ser “la primera y última vez”.

“Así he hecho las cosas siempre, porque cuando piensas que sólo vas a tener esa oportunidad te tienes que dejar la vida. Esta efeméride no deja de ser una anécdota, porque lo importante es lo vivido, la experiencia, conocer a gente y la satisfacción de haber cumplido un sueño”, subraya.


De aquella primera experiencia recuerda la cercanía del recordado José González Pepillo, que “estaba muy encima” de él y los consejos de su amigo Rodrigo Daza.

“Me dijo que cuando la cosa se complicara tenía que hacer que la cuadrilla andara sobre los pies, y eso hice cuando me enfrenté por primera vez a Pozuelo y Letrados, porque no sabía cómo pasar por allí”, recuerda.

Desde el primer día se dio cuenta de que “había que cambiar cosas” en el mundo de la costalería, y así es como fue creciendo de la mano de la cuadrilla del Señor de la Cena.

“He crecido como capataz gracias a esa cuadrilla. Tengo que ser muy justo con gente como Miguel Ángel Jaén, Tomás Sampalo, Emilio Ruiz..., por citar quizá a los más conocidos. Si soy algo es gracias a todos los costaleros que han estado conmigo”.

De esa primera etapa como capataz le queda la idea de que “la penitencia de la trabajadera no existe, eso es mentira”, porque tanto entonces como ahora “la mayoría de la gente se mete debajo de los pasos porque le gusta cargar”.

Aquella cuadrilla del Señor de la Cena y Martín Gómez fueron creciendo prácticamente en paralelo, hasta el punto de convertirse en un claro referente de la Semana Santa.

“Tuvimos que aguantar muchas críticas, porque decían que aquello que hacíamos era un circo, y luego resulta que muchos pasos hicieron también ese circo que tanto se criticaba”, recuerda.

El mundo costalero le ha aportado “muchas satisfacciones” y la posibilidad de sentirse “realizado”.

A pesar del tiempo transcurrido desde aquella primera experiencia, confiesa que en Semana Santa sale a la calle “buscando un momento” que le llene la vida. “Lo busco y lo encuentro, y eso es lo que me llevo”, apostilla.

No ve la hora del adiós porque se ve “con ganas”, pero eso sí, cada día que pasa le “cansan más las estupideces”.

“Ganas no me faltan y cuando me falten lo dejo. Estoy delante de los pasos porque así lo quieren Cristo y María y a ellos les pido que me enseñen el camino para irme cuando llegue el momento, como han hecho muchas veces”, sentencia. 

“Creo innecesario pasar por Visitación”

Martín Gómez es, entre otras cofradías, capataz de la Hermandad de la Mortaja, cuyo único paso tiene evidentes dificultades para pasar por Santa Isabel y Visitación.

Este domingo hizo una prueba y pasó por allí muy a lo justo.

“Hay un punto de la calle Santa Isabel que tiene tres metros de anchura, el paso tiene 2,94 y en cada mecía se van entre tres y cuatro centímetros. ¿Merece la pena hacer ese esfuerzo? Creo que es innecesario. Yo soy el capataz y haré lo que me digan pero tengo la obligación de cuidar a mi gente, porque eso pesa lo que no se imagina”. 

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