GANADERÍA
Novillos de María del Carmen Camacho. De correcta presentación, en general descastados, sin clase, aunque nobles, excepto el último, de buen juego. El primero fue devuelto por inválido y sustituido por otro del mismo hierro. Por orden de salida, pesaron 440, 425, 410, 430, 465, 450 y 470 kilos.
DIESTROS
Salvador Barberán. De grana y oro. Pinchazo, estocado y descabello. Ovación. En el segundo, pinchazo, estocada y cinco descabellos. Silencio.
David Galván. De azul y oro. Estocada algo tendida y oreja tras aviso. Tres pinchazos, estocada, vuelta al ruedo tras aviso.
Miguel Ángel Sánchez. De burdeos y oro. Pinchazo, estocada trasera. Silencio. Estocada, oreja.
INCIDENCIAS
Presidente: Francisco Ortiz, asesorado por Carlos Álvarez.
Entrada: Menos de un cuarto.
La novillada de Mari Carmen Camacho, descastada, sin clase y sin fiereza, excepto el último, que dio mejor juego, poco ayudó a la terna de novilleros, aunque, en algunos momentos, alguno de ellos debieron acordarse de que ser novillero es algo más que estar con voluntad en el ruedo. Hay que salir a dejarse la piel, pelearse y aplicar la máxima de que tiene que tener en esto del toro valor, inteligencia y ganas de triunfar.
El festejo rompió en el segundo de la tarde, donde nuevamente David Galván dio la dimensión de ser un novillero con fondo, quietud y personalidad. La faena a sus dos novillos, al primero manso, que no repetía, fue de mucho mérito. Precisamente, torear al manso es lo que hizo. Lo sometió y le cuajó una serie de derechazos muy templados de trazo largo, enroscándose el novillo a cada muletazo, llegando la emoción y la vibración a los tendidos.
En el último, dejó ir la Puerta de la Feria por pinchar por tres veces, pero de nuevo dio una lección de cómo hay que torear a un novillo también rajado, sin clase, pero que pronto le dio David el pitón izquierdo, y sobre él basó una faena de gran calado, llevándolo muy cosidito en cada muletazo. El público le obligó a dar la vuelta al ruedo tras el aviso. La Puerta Grande está ahí y David la tendrá en su momento, porque está en la línea de los grandes, pero ahora el carretón es el que manda.
Miguel Ángel Sánchez sustituyó a José Monje, anunciado en principio, tras quedar lesionado en un tentadero. Banderilleó bien a sus dos toros, con soltura. En el último, ofreció un par de banderillas a su peón, Corruco de Algeciras, siendo brillante al tercio. Con su primero, que brindó al ex alcalde Tomás Herrera, puso voluntad y estuvo con ganas, pero el novillo, soso, no le dio más opciones. Salió con muchas ganas en el sexto, recibiéndolo con dos largas cambiadas. Brindó a los empresarios Curro Mateo y José Luis Lara, y su labor, que tuvo un principio esperanzador, no terminó de cuajar, aunque en su haber dejó buenas tandas con la mano derecha. Mató de gran estocada, y ahí fue la oreja.
Salvador Barberán volvió a brillar con su corte de toreo elegante, sobre todo con la zurda en su primero, un toro con la fuerza justa, que brindó a su padre, y que vino a menos. Con el otro, que picó el que hacía puerta, apenas tuvo faena de brillo. Se le vio con decisión, pero no terminó de ganarse al público.