A los vecinos del centro histórico no les ha pillado por sorpresa el resultado del estudio de infravivienda realizado por Cáritas. Un informe que ha llegado a contabilizar cerca de 600 familias viviendo en inmuebles que no reúnen unas condiciones mínimas de habitabilidad y que,  en algunos casos, carecen de suministro eléctrico y conviven con parásitos. 


Al margen de que el colectivo tenga claro que estas circunstancias son extensibles a cualquier barrio de Jerez, (el informe se centra en el centro histórico porque es en esta zona de influencia donde están las cáritas interparroquiales que asisten a los necesitados)  también son conscientes de que dicho informe deja en evidencia el importante papel que juegan los propietarios de estas casas, muchas de ellas de vecinos, a la hora de “arreglarlas” y “tenerlas en condiciones”.


En concreto, el presidente de la AVV, Alejandro González cree que el dato  que habla de que un 77% de este tipo de inmuebles donde residen estas familias son de alquiler casa a la perfección con lo que vienen advirtiendo desde hace años: la necesidad de que los dueños de estas casas apuesten por la zona y no utilicen sus propiedades para especular. Eso sí, González distingue perfectamente el “drama social” que viven estas familias, y el “drama patrimonial” que se da en esta zona por la ruina en la que se encuentran estas viviendas, dos conceptos que al final acaban relacionándose cuando estos inmuebles son ocupados por familias sin recursos.

“Hay que cumplir una normativa, y habría que obligar a muchos de estos dueños a que arreglen las casas y si no las quieren que las vendan y no esperen a poder ganar más dinero y especular teniéndola de cualquier manera. Algunos de estos propietarios  están forrados, y no hacen nada”, apunta para referirse a conocidas empresas con propiedades en la zona. En cualquier caso, esta asociación vecinal, que está más viva que nunca, tiene interés en mantener una reunión con Cáritas para abordar este estudio.