Decía Aristóteles que lo que se trabaja mucho, se ama más. Y si entendemos por trabajar, conocer, investigar, desmenuzar hebra a hebra sin descanso, pocos lo hicieron como Joaquín Arbide hizo con la ciudad que lo adoptó como suyo. Porque esta ciudad es así, una madre de brazos abiertos para quién le sonríe. Joaquín recorrió sus calles, sus rincones, su pasado, sus manías… todos los entresijos de esta Sevilla, y por eso llegó a amarla con desmesura. Tanto que se nos fue con las botas de trabajo puestas. Ultimando los detalles de un libro maravilloso que ha nacido como hijo póstumo, pero no menos querido: Sevilla en la copla y el cine.
Joaquín y yo éramos amigos de cruces. Me explico, nos cruzábamos, teníamos muchos amigos comunes y nos alegrábamos de las cosas buenas que le pasaban al otro, sin pararnos a comentarlo. Más de una vez le dije pareciendo una broma, pero muy en serio, que le tenía muchas ganas editoriales, y él se reía y decía, “yo también te las tengo”. Y se cumplió. Me llegó a las manos ese estudio sobre la huella de Sevilla desde inicios del cine (mudo y sonoro) y del fenómeno de la copla que Arbide había hecho con todo el mimo del mundo. Sevilla en la copla y el cine, es posiblemente (y así me lo confesaba) el libro que más ilusión le había hecho escribir. Exhaustivo, serio, pero contado con esa gracia y fina ironía que tan bien manejaba.
Mientras editábamos divirtiéndonos mucho (qué hermoso es editar con quien ama su obra) le llegó el título de trianero adoptivo que tan feliz le hizo. Pero que no pudo recoger porque la salud le estaba pidiendo espacio. Y para calmar mi inquietud, me decía, “nada, nada, esto no es nada, Rosa”. Lo que hacen las almas buenas, para evitar preocupaciones a los demás.
Me emociona sobremanera ver en los escaparates de esta Sevilla tan amada por Joaquín, su último libro. Con esa portada maravillosa con Juanita Reina reuniendo los dos conceptos, la copla y el cine, con un revuelo de falda almidonada. Me emociona porque no se me ocurre mejor legado, Joaquín, que ver tu nombre por las esquinas, como testigo certero de tu amor incondicional y correspondido de la ciudad de tus sueños.