Si ustedes, como yo, pertenecieron al baby boom, tienen más de cincuenta años y viven, piensan, visten y realizan actividades que no son acordes a lo que dicta su DNI. Son personas que se sienten con salud, fuerza e ilusión para desarrollar múltiples proyectos pendientes, al tiempo que se cuidan para no perder su calidad de vida; preservan su economía, en sus profesiones demuestran sus dotes de liderazgo y no quieren trabajar más años que sus padres. Han cambiado el “yo soy incapaz” por “he escogido ser”. Son la generación silver o sellennial, ¡y están de moda!
Así lo dejan bien claro en su flamante nuevo libro, el doctor Antoni M. Lluch, “Generación Silver”. En cuya portada ya nos ofrece un consejo muy estimulante: Convierte tu actividad en un espacio de crecimiento. Rodéate de lo que te hace feliz. Menos es más. Entrena y cuida tu cerebro y él cuidará de ti. Formas parte de una generación privilegiada.
Hombres y mujeres que han decidido disponer de su tiempo y ser dueños de su propio destino. Quieren ser algo diferente en esta etapa de su vida y, por primera vez, se sienten libres de elegir, porque saben que pueden ser jóvenes más tiempo y envejecer lo dejan para más tarde. El mejor tercio de su vida les espera y quieren vivirlo sin reservas.
Para el autor de estas páginas, médico de profesión, la edad está ligada más que nunca a una actitud. Experiencia, talento, inspiración y, por supuesto, recuperar lo que de verdad importa y les hace felices. Por ello nos incita a entrenar y vigilar nuestro cerebro para que él cuide de nosotros, matiza la importancia de la cantidad y calidad de nuestra alimentación, aconseja no malgastar nuestro dinero rodeándonos sólo de aquello que necesitemos al tiempo que nos invita a aprender a fluir hasta convertir nuestra actividad en un espacio de crecimiento.
Basándose en estudios científicos, estadísticos y demográficos, el doctor Lluch nos asegura que una persona silver puede llegar a ser hasta diez o quince años más joven de lo que marca su partida de nacimiento si reconoce las posibilidades de su nuevo presente y aprende a cerrar ciclos. Al concluir estas páginas, el lector podrá hacer buena la máxima de Jung: “Yo no soy lo que me sucedió, yo soy lo que elegí ser”. ¡Atrévanse!