El cómputo de una serie de “piedras” en el camino crearon una situación “extrema”, que llevaron a una joven de 29 años a actuar de una forma “extrema”. “Intenté suicidarme” recuerda Saray.
El intento de su expareja de arrebatarle la custodia del hijo en común, aunque la sentencia le favoreció a ella; el juicio por la ocupación de una vivienda; la situación de estrés por no encontrar trabajo, impidiendo la entrada de ingresos suficientes a la unidad familiar; un amago de infarto, a las puertas del colegio de sus hijos, por el que debe medicarse; nublaron el juicio de Saray llevándola a tratar de quitarse la vida.
Hace ocho años atrás, fue víctima de “violencia machista”, a manos de la que ahora es su ex pareja y con el que tuvo un hijo. Saray se separó de su maltratador cuando el menor no había cumplido el año. Tras este episodio negro de su vida, conoció al que ahora es su marido, con el que tiene dos mellizas de cinco años. Sin embargo el matrimonio, hace aproximadamente un año y dos meses, se vio en la calle junto con sus tres hijos.
“Pido la ayuda de Inserción Sociale y durante meses no obtengo respuesta, más que diez días que me dan de hostal, pero esos días eran únicamente para los dos adultos, dejando a los menores en la calle” recuerda Saray. Previamente habían sido desahuciados de una vivienda de alquiler, “por no tener recursos suficientes para afrontarlo”.
Tras esto el matrimonio decidió entrar a vivir en un piso en Fuengirola perteneciente a fondos buitre de una entidad financiera. Ocupación que les llevó a los juzgados, “conseguimos ganar el juicio de lo penal, pero aún estamos a la espera de que nos citen por vía civil”, ha afirmado.
Hasta que reciban la citación lograron empadronarse en la casa donde viven. “Hay agua y luz, porque nos las hemos ingeniado para que haya algo, pero no es corriente, no es de forma continua, son momentos puntuales en el día” ha declarado Saray.
Falta de ingresos
Están los dos en el paro. “Pedimos la renta de inserción social en febrero, no obtuvimos respuesta hasta octubre”, diez meses después les notifican que la solicitud se queda en proceso de denegación y así está hasta día de hoy” algo que esta madre dice no entender. La negativa para recibir la ayuda se debe, según Saray afirma, a que su “marido ha trabajado dos meses y en esos dos meses cobró, incluyendo horas extras como ayudante de camarero en la hostelería, 720 y 780 euros en julio y agosto, respectivamente”, superando la “renta mínima, los 634 euros que me corresponden como ayuda, para cinco miembros”. Por lo que la administración considera que “ya no tenemos derecho a esta ayuda, o sea que con esos dos meses que ha trabajado mi marido tenemos que vivir todo el año”, ha criticado Saray. Decisión que asegura están “reclamando, porque no han terminado de tramitar la denegación, por lo que no podemos solicitar otra ayuda”. Tanto ella como él están “inscritos en el INEM como demandantes de empleo”, además ella se presentó “a las oposiciones de correos en la anterior candidatura que hubo, no aprobé, sigo estudiando para presentarme porque hay dos convocatorias más”.
“Mi hijo me ve estudiando al lado y me dice que para qué estudio yo siendo ya una mamá tan mayor y le digo que es para darle un futuro a él, que tenía que haberlo hecho antes y que él no cometa ese error” ha mencionado. “Ya no se trata de mí, ya no se trata de mi marido, somos personas adultas que con más o con menos pues tiramos, son esos niños que necesitan esos mínimos para poder seguir hacia delante, a nivel emocional, de salud, de desarrollo con respecto a otros niños” reivindica Saray, alegando que “no seamos solo números, que seamos personas, que exista esa ayuda a la formación, que no tenemos acceso la mayoría a la formación”. Ella ha intentado entrar en dos grados de formación profesional y “se ha quedado sin plazas” en ambos.
Los mayores perjudicados
“Ellos no entienden por qué Papá Noel no les trae nada, se preguntan que qué han hecho ellos mal para que no les traiga nada” jura que es escuchar eso es algo muy duro para una madre. Además hace memoria, “el año pasado fuimos a una asociación que reparten juguetes de segunda mano en Navidad, cuando mis niños se levantaron no tenían ninguno, les tuve que vestir e ir a la asociación para que tuvieran uno”. Una situación que se ve a agravada porque las mellizas cumplen años el día de Reyes.
“Es una fecha muy especial para ellas, porque no solamente es el día de Reyes, que es especial para cualquier niño, sino que también es su cumpleaños” ha lamentado Saray. Para el menor eso supone “discriminación porque los compañeros van al cumpleaños y yo no, desapego porque se siente apartado y negatividad en el domicilio porque se enfada con mamá, porque no le ha llevado”, a lo que ha añadido que “a ver como le explicas a un niño que no tienes ni para comer y eso es lo que tienen que trabajar con las familias, no solo la ayuda económica que es un derecho”.