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Xi se "corona" al mando del Ejército chino

En un claro aviso a navegantes, China no escatimó a la hora de desplegar sus rápidos avances en tecnología militar, especialmente en misiles balísticos y aviación, durante el desfile, con más del 80 % del armamento siendo mostrado al público por primera vez

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  • Xi Jinping. -

El presidente chino, Xi Jinping, se "coronó" hoy como comandante en jefe del Ejército del país asiático al presidir un magno desfile militar en conmemoración del 70 aniversario del fin de la II Guerra Mundial y anunciar en el mismo que reducirá el volumen de las Fuerzas Armadas.

"Nosotros, los chinos, amamos la paz. No importa cómo de fuerte nos convirtamos, China nunca buscará la hegemonía o la expansión", dijo hoy Xi durante su discurso de apertura del desfile celebrado en Tiananmen bajo el lema "Victoria de la Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa y la Guerra Antifascista".

En un claro aviso a navegantes, China no escatimó a la hora de desplegar sus rápidos avances en tecnología militar, especialmente en misiles balísticos y aviación, durante el desfile, con más del 80 % del armamento siendo mostrado al público por primera vez.

Pero, además, el evento supuso una "ceremonia de coronación" del dirigente, explica a Efe el profesor de Política de la Universidad de Hong Kong Willy Lam, ya que Xi es también el presidente de la Comisión Militar Central de China, que controla las Fuerzas Armadas de la segunda economía mundial.

"En la cultura china, un dirigente sólo se consolida como un líder fuerte después de haber presidido un desfile militar", destaca este experto.

Flanqueado por treinta jefes de Estado extranjeros, como su aliado ruso, Vladimir Putin, la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, o el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, y vestido para la ocasión con el tradicional "traje Mao", el líder se presentó al mundo como comandante en jefe del Ejército de la potencia asiática.

Y qué mejor para consolidar su papel que realizar un escueto pero crucial anuncio: la reducción de más del 10 % del número de efectivos de las Fuerzas Armadas chinas que actualmente son de 2,3 millones -como comparación, EE. UU. tiene 2,2 millones incluyendo los 850.000 de la reserva- en línea con un plan que había sido adelantado en la víspera por el diario hongkonés "South China Morning Post" (SCMP).

Se trataría, en principio, de dar más importancia a las fuerzas navales y aéreas, como ha anunciado el Gobierno en anteriores ocasiones, y de "cambiar la ideología de la administración del Ejército", dice a Efe Meng Yuanxin, experto del Instituto chino Nuevo Continente.

Ese modelo aún soviético se cambiaría por unidades de reacción rápida más pequeñas, con equipo más moderno y mejor entrenadas, para lo que la reducción de los soldados "es necesario, ya que debe primar la calidad a la cantidad", considera Meng.

Pese a sus pretensiones de paz, China busca, en definitiva, "conseguir un Ejército moderno capaz de ganar guerras", según dijo al SCMP el experto naval Li Jie.

Unas Fuerzas Armadas a las que Xi, que se puso al mando de la Comisión Central Militar nada más ocupar la presidencia del país, "presta más atención" que líderes anteriores, como Hu Jintao y Jiang Zemin - ambos presentes en el acto- y sobre las que se fija, en especial, "en que mantengan la lealtad al Partido Comunista", considera Meng.

"Ahora hay que ver cómo le sale la estrategia", añade el experto.

Un portavoz del Ministerio de Defensa anunció varias horas después del discurso de Xi que los recortes se aplicarán sobre todo en personal administrativo y no combatiente, así como en unidades equipadas con material obsoleto dentro de un proceso que concluirá en 2017.

De momento, el presidente chino mantiene varias pelotas en el aire, ya que, mientras moderniza el Ejército, rompe tabúes al iniciar una campaña contra la corrupción en sus filas, como probaron las investigaciones contra dos exvicepresidentes de la Comisión Militar, Xu Caihou y Guo Boxiong, algo inconcebible hasta hace poco.

Dentro de China, dice Lam, se enfrenta a su vez "a quienes cuestionan su decisión de romper la tradición que llama a celebrar un desfile militar sólo una vez cada diez años, con ocasión de la fundación de la República Popular de China", como hicieron los anteriores líderes.

"El próximo, en 2019, marcará los 70 años desde que los rebeldes de Mao ganaron a los nacionalistas tras la guerra civil, y el Gobierno aún no ha dicho si celebrará otro desfile, que se produciría sólo cuatro años después de éste", comenta el experto a Efe.

Otro dilema para Xi será cómo justificar el creciente presupuesto militar (que el año pasado aumentó en un 10,1%) en tiempos no tan boyantes para la economía china, "lo que puede dar la imagen negativa de que sólo se preocupa por su propio poder", opina Lam.

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