El ultraderechista Jair Bolsonaro cerró su primera semana como presidente electo de Brasil, un periodo marcado por la composición de su futuro Gobierno
El ultraderechista Jair Bolsonaro cerró su primera semana como presidente electo de Brasil, un periodo marcado por la composición de su futuro Gobierno, una agenda imprevisible y anuncios de gran relevancia a través de las redes sociales, su principal canal de comunicación.
El capitán de la reserva del Ejército venció en las elecciones del pasado domingo con un 55 % de los votos, frente al 44 % que obtuvo el progresista Fernando Haddad, y asumirá la Presidencia el próximo 1 de enero en sustitución del actual mandatario, Michel Temer.
Bolsonaro se reunirá con Temer el próximo miércoles en Brasilia para preparar la transición, aunque ya ha desvelado algunos de los principales nombres que integrarán su Gabinete.
El juez estrella Sergio Moro, responsable del caso Lava Jato y quien condenó al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva por corrupción, será el titular de Justicia, su consejero Paulo Guedes asumirá el "súper ministerio" de Economía y el astronauta Marco Pontes dirigirá Ciencia y Tecnología.
También acordó que el diputado Onix Lorenzoni, uno de sus más estrechos colaboradores, será el futuro ministro de la Presidencia, mientras que el general Augusto Heleno estará al frente de la cartera de Defensa.
Los titulares de su Gobierno los ha confirmado a lo largo de esta semana a través de Twitter, una herramienta imprescindible en su campaña electoral y mediante la cual ha mantenido las riendas del proceso de transición, desautorizando incluso declaraciones de miembros de su equipo.
Durante este tiempo, Bolsonaro ha presentado un boceto de su política exterior -dará otra dimensión al Mercosur y trasladará la Embajada de Brasil en Israel de Tel Aviv a Jerusalén- y se ha retractado de algunos anuncios realizados en las últimas semanas.
Tras divulgar su intención de unir las carteras de Agricultura y Ambiente, una propuesta que generó críticas tanto de ecologistas como de productores rurales, Bolsonaroafirmó posteriormente que podría desistir de la idea de fundir los ministerios.
"Puede ser que sigan siendo dos ministerios pero quien nombrará al titular del Ministerio de Ambiente será Jair Bolsonaro y no será alguien que acepte presiones", aseguró el mandatario electo, quien ha intentado suavizar, a veces sin éxito, algunas de sus polémicas declaraciones.
Durante su primera semana como mandatario electo, Bolsonaro ha pasado la mayor parte del tiempo recluido en su casa en el barrio noble de Barra de Tijuca, en Río de Janeiro, ante la expectativa de centenares de medios de comunicación que se han aglomerado a las puertas de su urbanización a la espera de sus noticias.
Bolsonaro ha limitado el contacto con la prensa y llegó a impedir la entrada de algunos medios escritos e internacionales a una rueda de prensa que celebró esta semana en su casa, en la que usó una tabla de surf como soporte para colocar los micrófonos.
El hasta ahora diputado ha ofrecido una imagen de hombre campechano y visitó este sábado a su peluquero de toda la vida en un suburbio de Río de Janeiro, donde se cortó el pelo por segundo día consecutivo y saludó a centenares de seguidores que le esperaban fuera.
También recibió la visita del sastre que confeccionará su traje para la toma de posesión: un modelo italiano de 150 hilos y color azul.
En su primer acto público tras imponerse en los comicios, Bolsonaro participó en un oficio evangélico al lado del influyente pastor Silas Malafaia y este domingo volvió a frecuentar un templo junto a su esposa, Michelle, seguidora de esa corriente cristiana.
Allí reiteró hoy su compromiso de "gobernar para todos" a partir del 1 de enero, cuando asumirá el cargo, y atribuyó su victoria en las urnas a Dios.
"Hace cuatro años decidí disputar la Presidencia sin recursos, sin partido, sin tiempo de televisión, con gran parte de los medios contrarios a nuestras propuestas. Pero, si eso sucedió el pasado domingo, solo hay una explicación. Es Dios quien decidió", dijo Bolsonaro tras arrodillarse en el altar.