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Patio de monipodio

Hay que llorar un poco

Hacerse el mártir da réditos. Monteseirín buscaba la compasión de sus votantes con la llantina según la cual, pese a contar con mayoría, el PA...

Publicado: 06/10/2022 ·
12:52
· Actualizado: 06/10/2022 · 12:52
  • Setas de la Encarnación. -
Autor

Rafael Sanmartín

Rafael Sanmartín es periodista y escritor. Estudios de periodismo, filosofía, historia y márketing. Trabajos en prensa, radio y TV

Patio de monipodio

Con su amplia experiencia como periodista, escritor y conferenciante, el autor expone sus puntos de vista de la actualidad

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Hacerse el mártir da réditos. Monteseirín buscaba la compasión de sus votantes con la llantina según la cual, pese a contar con mayoría, el PA “no le permitía decidir”. Ciertos lugares han obtenido privilegios del gobierno y de la Junta de Andalucía a fuerza de hacerse los mártires frente a otros, respecto a su supuesto abandono, casi siempre llanto injustificado que ha rentabilizado hasta el punto de haberlas colocado en primera línea y haber provocado el abandono de otros que, simplemente, marchaban bien. Ahora, cuando realmente hay ciudades abandonadas por los dos estamentos gubernativos, como ocurre con Sevilla ¿por qué sus alcaldes no reclaman? ¿por qué no aprenden un poco de Pedro Aparicio y Elías Bendodo? Sus críticas dieron resultado, consiguieron ocultar la ineptitud propia y desviar grandes cantidades de dinero para favorecer a su ciudad. Otro caso: Teruel ha conseguido obtener fuertes inversiones del gobierno central. Se ve que el llanto es rentable.

El alcalde tiene razón en que la Expo no puede servir de pretexto para negarle las inversiones que Sevilla necesita, el Metro una de ellas que por cierto no tiene nada que ver con magna actividad. No debería ser necesario convocar otra dentro de veinte años para traer alguno de los avances negados todavía. Su razonamiento es acertado y oportuno, pero también debería llorar por sí mismo. Ya que la Junta y el Gobierno niegan las inversiones necesarias, al menos que el Ayuntamiento racionalice y aproveche los recursos. No tiene sentido gastar más dinero en obras faraónicas como la ampliación del tranvía, a costa de dar de lado otras más perentorias ni dejar la ciudad sin árboles en un momento de aumento notorio de las temperaturas.

El tranvía es contaminante porque provoca atascos en la circulación, consume gran cantidad de electricidad que es necesario producir, nos priva de arboleda y no es una necesidad, salvo que su función sea ahorrar a administraciones superiores la construcción de alguna línea de metro. Y eso no tendría nada que ver con gobernar bien la ciudad.

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