Permítanme que personalice esta columna, simplemente por el hecho de que mañana presentaré mi última novela, fruto del trabajo de cinco años y que, ambientada completamente en Sevilla, responde al título de
El viejo de Pilatos. Pero no crean que vengo a venderles de alguna forma esta obra: quiero, simplemente, abordar una de las muchas bondades de nuestra ciudad. A decir que no todo es bueno o muy bueno ni todo es malo o muy malo, como muchos sevillanos piensan. En el término medio está la virtud.
Hace unos días, en una entrevista que me realizaron en un periódico de la ciudad, me preguntaban si Sevilla era un escenario adecuado para montar la trama de una novela. Respondí que sí, sin duda y sin medias tintas. Quien me preguntaba esto, a la vez de ser periodista y un excelente escritor de novelas, me apuntaba que le habían dicho, en ocasiones, que los escenarios de esta ciudad no vendían ejemplares. Vamos, que Sevilla no era el lugar idóneo para contar una historia.
Sevilla creo que cumple muchos requisitos para ser el escenario de una obra, sea pictórica, musical, escultórica, cinematográfica o escrita. Su historia, sus tradiciones, sus rincones, los pueblos y razas que la habitaron a través de los siglos, su actualidad y los cambios llevados a cabo en su fisonomía a lo largo de los años… Un compendio de asuntos que todos conocemos y que ayudan en gran medida a trazar una historia, real o ficticia como es mi caso.
La apuesta de muchos que viven de Despeñaperros para arriba prefiere acciones novelescas enmarcadas en grandes ciudades, como Madrid o Barcelona. Quizás es que desconocen el potencial de nuestra ciudad como escenario de grandes historias. Será que no la conocen del todo bien.
La obra que presento mañana tiene mucho de apuesta literaria por nuestra ciudad del sello editorial que, desde el primer momento de conocer el manuscrito, apostó por ella: Extravertida Editorial cree en la literatura local, algo que es de agradecer por autores como el que firma, que con toda probabilidad tenga el defecto de no ver más allá de lo que conoce de su ciudad. Pero no me cabe duda que los grandes autores, contadores y creadores de historias y que los hay hoy día en nuestra ciudad, verían con buenos ojos que una obra no se orille por el hecho de ser contada con el fondo de un escenario como Sevilla. Seguro que, a la larga, los que no creen en esto se darán cuenta de que Sevilla también vende literatura.
La apuesta de Extravertida Editorial por la literatura local es más que arriesgada. Por eso es digna de agradecer por los que firmamos y por aquellos lectores a los que les agrade echarse un libro a los ojos con escenarios perfectamente reconocibles. El riego económico de este sello es importante, pero no dudan en aportar su grano de arena a que Sevilla sea algo más que una imagen de la Giralda en catálogos turísticos.