La ciudad parece vivir estigmatizada por la lluvia, persistente y molesta en los momentos en los que los negocios aspiran a florecer de la mano de los eventos extraordinarios. El de ayer lo era, y la dedicación y empeño puesto en su buen resultado tampoco merecía un final como el que propiciaron las tormentas que se adueñaron del cielo de Jerez a partir de las ocho de la tarde. Cuando menos, cabe decir que el centro ha sembrado de cara al futuro, aunque costará evaluar el buen funcionamiento del invento por las conocidas adversidades.
Lo cierto es que se adivinaba un progresivo ambiente a partir de las cinco de la tarde, con las terrazas ocupándose poco a poco, sin agobios, pero con síntomas de estar ante un buen inicio; eso sí, con cierto aire de reposo, incluso familiar. En Cristina, dos veneciadores recibían a los visitantes ofreciéndoles una copa de fino o de oloroso, y los mejor orientados comenzaban a preguntar por la ubicación de los diferentes escenarios.
Pese a todo, persistía la sensación de que este año “hay menos motos que el año pasado”, y no solo por el centro, sino en líneas generales. “La avenida de Arcos no era nada en comparación con el año pasado”, comentaba una joven que vive en dicha zona.
Los recién llegados explicaban las causas: las previsiones de mal tiempo y el puente han empujado a muchos aficionados a buscarse otros destinos más cercanos. “Nosotros hemos padecido durante el viaje la lluvia y el viento”, confesaba una pareja llegada desde el norte.
Lo cierto es que el mal tiempo era ayer mismo toda una invitación a los visitantes para hacer parada en Jerez, ante la ausencia del reclamo del sol y las playas de la Bahía. Y es cierto que hubo muchos que apostaron por ese plan, pero también que fueron a por lo seguro, a las zonas de ocio donde en años anteriores sabían que había donde pasar bien la tarde y parte de la noche.
En este sentido, la Avenida de Alvaro Domecq, a la altura de Kapote, y la Avenida Lola Flores, fueron los grandes reclamos, y los lugares donde se produjo una mayor concentración de visitantes y aficionados; en especial en el primero de los dos puntos. Ellos también sembraron en el pasado y hoy en día recogen el fruto.
Todo ello bajo la atenta presencia de numerosos agentes de la Policía local, que contribuyeron a extender cierta sensación de seguridad y, sobre todo, de atención a cuantos nos visitaban, ya que no fueron pocos los que les consultaban continuamente sobre la ubicación de calles, aparcamientos.
