Los síntomas alérgicos producidos por los pólenes de las plantas y sus flores reciben el nombre de polinosis. Ya hemos empezado con los primeros síntomas fruto de esta floración, adelantada por la climatología que actualmente tenemos. Estos síntomas que están padeciendo los pacientes alérgicos a los pólenes son en la nariz, estornudos, rinorrea o aumento de la secreción de moco, que cuando es muy fluida recibe el nombre de rinorrea acuosa o hidorrinorrea por su similitud con el agua, obstrucción nasal, en otras ocasiones, que impide respirar con normalidad teniendo a veces que respirar por la boca, con lo que se secan las mucosas de la boca, produciendo sensación de sed, anosmia o pérdida del olor por afectación del neuroepitelio olfatorio, que puede llegar a producir pérdida del olor, que hace imposible apreciar el olor de los alimentos, picor nasal que obliga a su rascado y al conocido saludo alérgico, propio de estos pacientes llamados riníticos por ser la nariz el órgano de choque que ha elegido el polen para producir los síntomas nasales.
Las mucosas nasales están enrojecidas, a veces pálidas y otras veces violáceas dependiendo del estadío en que se haga la exploración. Por su proximidad con los senos paranasales, pueden llegar a constituir verdaderas sinusitis, que no es más que la inflamación de la mucosa de dichos senos, pudiendo aparecer cefaleas o dolor de cabeza cuando afecta a los senos frontales y tumefacción a nivel del maxilar superior.
En los ojos podemos encontrar signos y síntomas tan característicos como el picor de ojos, escozor o quemazón, irritación, lagrimeo, ojos rojos y fotofobia, en que la luz se hace molesta, teniendo que recurrir al consejo de usar gafas de sol. Estos síntomas reciben el nombre de conjuntivitis, por ser las conjuntivas las mucosas afectadas.
Si el órgano afectado es el oído, podemos encontrarnos con síntomas propios de la audición, como acúfenos o zumbidos, sordera por acumulación y taponamiento de moco produciendo la conocida otitis serosa. En la mucosa orofaringea se puede llegar a afectar al gusto, no pudiendo distinguir los distintos sabores de las comidas.
A veces el proceso alérgico se complica, apareciendo el asma bronquial con todo su cortejo sintomático de dificultad respiratorio o disnea, pitos o sibilancias y tos, entre otras manifestaciones.
En la piel podemos encontrarnos con una gran variedad de síntomas, aunque los más frecuentes son el picor o prurito, con sus correspondientes lesiones secundarias por rascado y otras lesiones primarias como el eccema, inchazón o edema, urticaria, etc.
Los alérgicos a las picaduras de insectos deberán tener mucho cuidado cuando salgan de casa. No olviden que en primavera al florecer las plantas aparecen las avispas y las abejas. Como esta primavera va a ser temprana y alargada, aconsejo tomen medidas preventivas y curativas acudiendo al especialista o alergólogo, que es quien les puede poner uno u otro remedio. Si hacer hincapié en que la mejor manera de combatir la enfermedad alérgica es la inmunoterapia o tratamiento con vacunas antialérgicas, que las hay de muy cómoda administración como las orales en forma de gotas, de fácil dosificación al igual que la tradicional pinchada de forma subcutánea o lo último en comprimidos. No nos olvidemos de los tradicionales antihistamínicos, los antileucotrienos, los antiinflamatorios o corticoides inhalados y broncodilatadores en el caso del asma bronquial. Ponga remedio y disfrute de una preciosa primavera porque haberlos haylos y muy buenos.