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La tribuna de Viva Sevilla

No a la gestión privada del Alamillo en plena pandemia

Jorge Benavides Solís, profesor de la Universidad de Sevilla, nos habla de la gestión privada del Parque del Alamillo

Publicado: 24/09/2020 ·
22:17
· Actualizado: 24/09/2020 · 22:17
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Viva Sevilla

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La persona que participa en la administración de una empresa o sin tener mandato para ello, cuida bienes, negocios o intereses ajenos, hace parte de una gestión privada. Una empresa privada sin fines de lucro no es posible. Su actividad tiene un único objetivo: obtener la mayor rentabilidad en el menor tiempo posible. Lo llaman éxito. No pone en juego el altruismo sino la eficacia financiera. Por eso los contratos precarios.


En una residencia de mayores de Cataluña, casi todos se han contagiado de Covid-19, y doce de ellos han fallecido. En plena crisis del Covid se escuchó decir a la propietaria de la Empresa: “No cojáis el puñetero teléfono a los hijos” “Ante un abuelo resfriado, lo único que tenéis que hacer es darle mucha agua. Nada más”. En Madrid los pacientes con seguros sanitarios caros tuvieron prioridad para acceder a los hospitales públicos porque los privados no los admitieron; no era rentable.  La Comunidad de Madrid contrató con una empresa transnacional para dar a los escolares comida basura y dejó en el paro a los trabajadores de los comedores escolares. Basta revisar la prensa.


El Parque del Alamillo es patrimonio de todos los habitantes de la Aglomeración Urbana de Sevilla y durante muchos años bajo la dirección de un funcionario público, quien merece el agradecimiento de los ciudadanos, brilló por su excelente gestión ecológica y cultural. Numerosas iniciativas y actividades, sin distinción de origen, color o ideología, siempre obtuvieron acogida.


Fue y es uno de los aciertos de la Planificación Territorial y Urbana que no puede ponerse en peligro bajo la voraz órbita de lo privado. Hacerlo sería reconocer la incompetencia de los políticos, re-presentantes de los bienes e intereses públicos. Sería negar la función de los equipamientos concebido en Europa como un instrumento para redistribuir, dentro de lo posible, mejor los servicios y beneficios públicos entre quienes no disponen de una vivienda con jardín, césped, gimnasio, y piscina.


Las familias de escasos y medianos recursos que viven en pequeños pisos han convertido al Parque del Alamillo en el gran salón al aire libre para el esparcimiento, la distracción y camaradería de abuelos, padres e hijos. Con una exitosa gestión pública, han aprendido a conservar y apreciar lo suyo.


Privatizar la gestión equivaldría a avalar la incompetencia de quienes están en la Junta de Andalucía. ¡No tiene sentido! En plena pandemia el parque tiene aún más importancia. 

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