El sentido de la vista es silencioso. Observamos, captamos, pensamos a través de él. Va directo al interior de las personas. Captar el mundo y mostrarlo a través de ilustraciones es la manera de comunicarse con el público de Elena Ferrándiz, ilustradora gaditana de San Fernando que ha rescatado y dibujado la obra de Emilia Pardo Bazán, con 'La cita y otros cuentos de terror' e 'Hilos de colores', donde reflexiona sobre el inimaginable mundo del olvido del Alzheimer, bajo la mirada del la niñez. Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, ha trabajado en diversas editoriales, como Nórdica o Santillana y ha publicado varios libros, como 'La media naranja' y ha ilustrado textos clásicos de Èmile Zola, Kipling o Saki
Me encanta mi profesión, pero debería estar más valorada a todos los niveles, también en el económico. Somos artistas plásticos. Se necesita una mayor protección de los derechos de autor¿Cuál es el origen de su oficio?
–Descubrí la pasión por el dibujo desde niña. Siempre estaba rodeada de lápices de colores y ya entonces fantaseaba con ser ilustradora admirando los dibujos que aparecían en los libros. Después de estudiar Bellas Artes en la Universidad de Sevilla, me trasladé a vivir a Madrid con el sueño de dedicarme a esta profesión que aúna mis grandes pasiones: la palabra y el dibujo. Desde entonces he trabajado como ilustradora para numerosas editoriales, también en prensa. Además he publicado mis propias historias en álbumes ilustrados.
¿Recuerdas cuál fue su primera ilustración o dibujo?
–No lo recuerdo, porque debía ser muy pequeña, me recuerdo dibujando en el colegio los cuentos que leíamos.
¿Qué relación hay entre sus ilustraciones y la realidad?
–Lo poético y conceptual está muy presente en mi obra. Trabajo mucho con las metáforas visuales. Desde luego mis imágenes son muy oníricas.
¿Cuál ha sido la ilustración más complicada de dibujar?
–Todas son difíciles cuando aún no se ha encontrado el camino por dónde ir. Pero entre las más difíciles están algunas de las ilustraciones para una revista de política: ‘Foreign policy’ con la que colaboré durante bastante tiempo. Aunque a la vez era apasionante trabajar sobre conceptos tan complejos y generar ideas que los condensaran.
¿Qué hay en ellas de su visión del mundo?
–En mis ilustraciones se plasma mi visión de lo que nos rodea, son las imágenes del mundo pasadas por mi propio tamiz, por mi interpretación.
¿Cómo es su proceso creativo?
–Depende del tipo de proyecto que sea: narrativa ilustrada, prensa, infantil, álbum ilustrado… pero en general, en todos, el proceso creativo es delicado y laborioso. El resultado final es fruto de mucho trabajo y muchos bocetos desechados.Una vez está terminado parece muy claro el camino. Pero no es así al principio, al empezar a abordarlo surgen muchas dudas y muchos caminos posibles hasta que aparece una senda clara. La duda, para mí siempre es fértil. Tomo notas, hago esquemas, me documento, y empiezo a hacer pequeños bocetos, que poco a poco se van haciendo más grandes, salen de los cuadernos, y toman el estudio. Finalmente hago distintas versiones. Me gusta investigar y buscar, probar técnicas, intentar no ir a lo seguro. Jugar con otros materiales y ver dónde me llevan.
Uno de sus últimos trabajos ha sido ilustrar 'La cita' de Emilia Pardo Bazán...¿cómo ha sido el encuentro con la autora, qué sensaciones ha vivido trabajando en ello?
–Para mí ha sido apasionante ilustrar este libro de relatos de Emilia Pardo Bazán, a la que admiro tanto, en el año en que se conmemora el centenario de su muerte. Además con la selección y prólogo de Care Santos, a la que también admiro mucho. Ha sido muy emocionante ponerles imágenes a estos inquietantes relatos, que como dice Care, son “un festín de magnifica literatura” y que son bastante desconocidos dentro de su obra. Admiro a Emilia Pardo Bazán no solo como escritora, también como defensora de los derechos de la mujer, y más en una época en la que era difícil alzar la voz para poner sobre la mesa algo tan justo. Me ocurre lo mismo que con Virginia Woolf: no puedo separar a la escritora de la feminista. Por eso, hay un retrato de mujer para cada uno de los relatos, (aunque a priori no fuera la protagonista). Es mi manera de ver el libro desde el principio, necesitaba darle ese papel principal a las mujeres. Es un guiño a la autora y por supuesto, a los lectores.
¿Por qué es tan importante esa mirada de niña ante el mundo?
–Porque los niños y niñas tienen los ojos abiertos, absorben todo y no tienen prejuicios. Me gusta tener esa mirada limpia, dispuesta a sorprenderme, aunque también crítica y reflexiva, porque para mí dibujar es otra forma de pensar. Es un proceso mental que construye un significado a través de un lenguaje plástico.
Ha escrito e ilustrado 'Hilos de colores', que trata sobre un tema muy complicado: el Alzheimer. ¿Cuál es su objetivo?
–Es un libro sobre la pérdida de la memoria y la importancia de los sentimientos, sobre el cariño y la generosidad. Habla de esta enfermedad de una manera delicada, llena de metáforas y símbolos. Está hecho con el ánimo de colaborar a que seamos más sensibles y empáticos, no solos con la enfermedad o la vejez, sino con todo lo que afecta a cualquier ser humano. De alguna manera, quiero que este libro sea como un abrazo cosido con hilos, dedicado a todos aquellos que dependen de tantas manos y a la generosidad de los que las prestan.
¿Qué sensibilidades ha sentido a la hora de crearlo?
–Es un tema muy delicado, pero que afecta a muchísimas personas. Y no es solo esta enfermedad, abarca a todos los dependientes y a sus cuidadores… Pretendo reivindicar la dignidad de las personas enfermas, porque ya que ellas olvidan, nosotros no las olvidemos. Que de esta manera niños y niñas entiendan mejor a sus abuelos y aprendan la importancia de manifestar el cariño. Sensibilizarlos con el fin de formar a personas más empáticas con el mundo que les rodea, pero no sólo a ellos, está dedicado al público de cualquier edad. Quiero también hablar de las personas que cuidan de los enfermos, que se sientan valoradas y apoyadas. El libro también es un homenaje a ellos, que prestan sus manos, y a la tarea tan inestimable y abnegada que realizan.
¿Cómo calificaría su obra?
–Metafórica, poética y evocadora.
¿Ha cambiado algo en su trabajo esta pandemia?
–Sustancialmente no, en lo que se refiere al modo de trabajo. Pero sí como persona, supongo que como ha afectado a todos. En mi caso, sobre todo, a valorar aún más cosas que ya me importaban, como la necesidad de la empatía en el mundo en que vivimos y ser más consciente aún de la urgencia en proteger la naturaleza.
¿Se siente valorada y cuidada por las instituciones?
–No. Me encanta mi profesión, pero debería estar más valorada a todos los niveles, también en el económico. Somos artistas plásticos. Se necesita una mayor protección de los derechos de autor. Me gustaría que el trabajo creativo, el artístico, estuviera más protegido por las instituciones.
¿Cuál es su visión del mundo?
–No me gusta la superficialidad en la que vivimos, por eso intento siempre dar una mirada intimista.
¿Qué le gustaría conseguir a través de tus ilustraciones?
–Busco generar sensaciones, y colocar al observador en un determinado estado de ánimo. Conseguir que estén en sintonía con el texto, que tenga el mismo tono, y a la vez aportar mi propia voz, mi propia mirada, en el caso, de los clásicos. En mis álbumes, quiero que los lectores puedan perderse en los detalles de cada ilustración para encontrarse a sí mismos, que cada uno pueda verse reflejado como en un espejo y pueda reconocerse en sus páginas. Por eso intento crear imágenes simbólicas, llenas de metáforas, de guiños visuales a través de ilustraciones cargadas de fuerza expresiva para emocionar y llegar al corazón, pero también hacer pensar.
¿Cuál es el trabajo al que más cariño le tiene?
–Todos los trabajos que he hecho son especiales para mí. Cada uno de ellos tiene parte de mí y le he dedicado mucho mimo y cariño. Pero los álbumes ilustrados, son más personales, al ser también autora del texto, porque cada uno cuenta una historia que tiene que ver conmigo. Mis preferidos quizá sean: “El abrigo de Pupa”, “Viaje a la alegría”, que se publicó también hace poco, en Thule, y desde luego “Hilos de colores”. Pero también los clásicos que he ilustrado, como “Kew Gardens” de Virginia Woolf, “El arte de ser feliz” de Schopenhauer y este último, claro: “La cita”, de Emilia Pardo Bazán, publicados en Nórdica, porque me da la posibilidad de trabajar textos de autores que admiro y cada uno de ellos supone un viaje distinto que siempre me transforma.
¿Son importantes los colores para usted?
–Depende. No son tan importantes los colores en sí, como los matices, los tonos y cómo se complementan. Así que todos los colores tienen su importancia, su lugar y su sentido.
¿Cuáles son sus proyectos de futuro?
–Ahora mismo tengo muchos proyectos. Estoy inmersa en un álbum ilustrado que me hace mucha ilusión, y lo siguiente son un proyecto de narrativa ilustrada y un ensayo.