Nucci se ríe de casi todo, pero se pone de un serio que asusta con su “compromiso y respeto por el público, la música y la carrera propia”, enumera en una entrevista telefónica con Efe desde su casa de la Costa Azul francesa, recién llegado de Pekín, donde ha hecho no un bis sino un tris, gracias a su Si, vendetta.
Es esa estremecedora pieza de Rigoletto, de Verdi, la que proporcionó hace un año al italiano la gloria de ser el primero en repetir, en una ópera, lo que acababa de cantar ante la enfervorizada petición del público.
No es que esa noche, la del 22 de junio, estuviera iluminado en su interpretación del desgraciado jorobado Rigoletto y en las demás no, es que esa fue la única de las 18 representaciones que programó el Real con el italiano, desbordado por los compromisos internacionales pero hombre de palabra con su amigo Antonio Moral, director artístico del Coliseo, al que había prometido esa función.
“Tengo la suerte de haber hecho muchos bises en mi carrera, así que en ese sentido no puedo decir que esa ocasión fuera única, pero sí rara, muy emocionante e indescriptible”.
Una cosa es hacer un bis en un recital y otra “muy distinta y singular” hacerlo durante la representación de una ópera, en un momento en el que no tiene que caer aún el telón, en un teatro con un público “muy competente” y en el que no hay ninguna tradición de que eso ocurra, sintetiza.