Los uruguayos rinden desde ayer su último homenaje a Mario Benedetti, uno de los escritores más prolíficos y versátiles de Iberoamérica, fallecido el domingo a los 88 años y que permanecía aún en activo.
“Si Mario no dejó instrucciones en contrario, el martes 19, sus restos serán depositados en el Panteón Nacional”, dijo a Efe el director de Cultura de la Intendencia de Montevideo y amigo personal de Benedetti, el también escritor Mauricio Rosencof.
El presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, asistió ayer al velatorio, al igual que el vicepresidente de la República, y presidente del Parlamento, Rodolfo Nin Novoa.
“Sin duda hoy es un día muy triste para los uruguayos, pero tenemos que destacar la intensidad con que vivió Mario y la obra que nos deja”, señaló la ministra de Educación y Cultura de Uruguay, María Simón.
“Fue sin duda un icono de la cultura uruguaya, muy nuestro, pero también muy internacional, con libros traducidos en muchos idiomas y leído en decenas de países”, agregó.
Benedetti, autor de más de ochenta libros de poesía, novelas, cuentos, ensayos, así como guiones de cine, fue galardonado con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1999), el Premio Iberoamericano José Martí (2001) y el Premio Internacional Menéndez Pelayo (2005), entre otros.
Además, cantantes como Joan Manuel Serrat, Daniel Viglietti, Rosa León, Pedro Guerra y Nacha Guevara, entre otros, pusieron música a sus versos.
Benedetti estaba trabajando en un nuevo libro de poesía cuyo título provisional es Biografía para encontrarme.
“La literatura, ya no la uruguaya, sino la de habla hispana y la de todo el mundo pierde a una figura de primer nivel, y yo pierdo a mi hermano”, agregó Rosencof
Su última obra publicada, el poemario Testigo de uno mismo, fue presentada en el mes de agosto del año pasado y casi como un legado final escribió: “Acontece la noche y estoy solo/ cargo conmigo mismo a duras penas/ al buen amor (el de su esposa) se lo llevó la muerte/ y no sé para quien seguir viviendo”.
Benedetti se casó en 1946 con su “compañera de la vida”, como él le llamaba, Luz López Alegre, que murió en 2006 y a partir de entonces el escritor “ya no fue el mismo”, según señalaron algunos de sus amigos.
En el último año la salud del escritor se había deteriorado considerablemente y durante ese período estuvo ingresado en cuatro ocasiones en un sanatorio de Montevideo.
Entre enero y febrero de 2008 por una enterocolitis que le causó deshidratación, en marzo del pasado con problemas respiratorios y en mayo por una descompensación general.
Entre el 24 de abril y el 6 de mayo pasado Benedetti volvió a ser ingresado tras agravarse una enfermedad intestinal crónica, pero regresó a su domicilio “tras evolucionar muy favorablemente”, según señalaron los médicos que le atendieron.
“Podemos estar contentos de que la obra de Benedetti llegó a su plenitud hace ya algún tiempo” y de que tanta gente en el mundo puede admirarla y sentirse acompañada por sus versos y por sus palabras”, destacó Hortensia Campanella, directora del Centro Cultural de España en Montevideo y autora de la biografía Mario Benedetti. Un mito discretísimo, presentada en diciembre de 2008.
Reacciones
Joan Manuel Serrat declaró ayer a Efe que su “amigo” Mario era, “como diría Machado, un hombre en el mejor sentido de la palabra, un hombre bueno”.
Serrat, que puso música a los poemas de Benedetti en 1985 en el disco El sur también existe, ha recordado que ese álbum apareció, “tras las represiones de los años 70”, en un momento “en el que el sur empezaba a rebelarse contra el norte después de haber sufrido mucho”, para llegar a la actual América latina donde “no mandan ni los ejércitos ni Estados Unidos”.
Benedetti, por aquel entonces, era “ya muy conocido”, y Serrat tras los conciertos recibía numerosos libros del uruguayo cuando “aún se regalaban libros después de los conciertos”.
El compositor mencionó el inmenso legado que ha dejado Benedetti a toda América latina: “Ideales de libertad, justicia y solidaridad”. “Nos deja con el corazón un poco más desconchado”, dijo, pero “Benedetti no nos dejará nunca, siempre estarán sus poesías”.