El renombrado arquitecto y diseñador francés Philippe Starck, que se ha declarado apasionado de España y su gente y del aceite de oliva, ha estrenado la considerada como primera almazara de autor del mundo, llamativa y vanguardista creación suya ubicada en Ronda en pleno campo.
Si atrae por fuera, también por dentro. Starck, que prefiere eludir hablar de sus proyectos, considera este algo superior, según ha confesado ante un reducido grupo de periodistas en la penumbra del interior del monumental edificio (28 metros de altura).
Lo ha descrito como una máquina donde llega la oliva tomada del árbol, se prensa rápido y desaparece en una oscuridad y frescura permanente. Dice que la almazara o molino de aceite no es un edificio, sino velocidad para mantener la calidad. La oliva baja por la tolva y su vida acaba en dos o tres minutos.
Lloró de alegría cuando llegó hace unos días para los últimos preparativos, ha admitido. Considera lo que ha llamado como cubo rojo no como arquitectura, sino como una piedra que Dios dejó caer. Junto al edificio se puede pasear por el entorno natural que acoge obras de Starck.
Elementos singulares como un enorme cuerno por fuera y por dentro del edificio, un ojo picassiano, media oliva incrustada o una terraza en voladizo sustentada por tres cadenas de un barco petrolero destacan en esta construcción llamada 'LA Almazara', un homenaje a la cultura de uno de los emblemas de la gastronomía española: el aceite de oliva.
Dentro, entre otras cosas, un estoque gigante y pese los referencias al mundo de la tauromaquia, Philippe Starck explica que no le gustan las corridas de toros.
Un objeto en la naturaleza da valor
Involucrado con el ecologismo, señala sobre esta obra que un objeto en la naturaleza puede dar valor, que arriesga para crear algo monumental y único y que la civilización necesita símbolos.
El autor ha destacado, entre los 98 elementos que afirma que construyen el mundo, al aceite de oliva y opta por el elaborado de forma orgánica.
También resalta el carácter apasionado de los españoles, cuando llegó a Andalucía admiró esta tierra y su potencia y a la ciudad malagueña de Ronda la califica como una de las localidades más bellas del mundo que fue creada por unos dioses enormes.
Asegura no ser de ciudad, sino de naturaleza, vive en un granja en mitad de una arboleda en Portugal y dice trabajar como en una cueva 12 o 13 horas al día, sin vacaciones ni fines de semana, y se confiesa solitario y muy concentrado en sus proyectos, entre ellos uno para la NASA o unas gafas con patillas maleables.
Inspirada en bodegas de autor
La idea de esta almazara surgió en 2010 en un viaje a la bodega Marqués de Riscal, diseñada por Frank Gehry, y se inspira en el modelo turístico de bodegas de autor de Rioja que contrataron a grandes arquitectos para ofrecer un elemento cultural y arquitectónico adicional al mundo del vino, una práctica que se traspasa al ámbito del aceite.
Incluye un museo en el edificio, restaurante y auditorio y se engloba en una inversión de 22 millones de euros en la que se integran las fincas de alrededor (28 hectáreas, 6.500 olivos) y varios inmuebles, entre ellos un hotel. La almazara se cifra en 10 millones.
Del contenido del museo, resalta un cuadro sobre Abbas Ibn Firnas, un rondeño precursor de la aviación basada en el vuelo de los buitres 600 años antes que Leonardo da Vinci, o dos chimeneas gigantes.
Prevén producir 80.000 kilogramos de aceite al año a medio plazo y la empresa que impulsa la actividad, la compañía LA organic, empezó en 2004, según explica el director, Santiago Muguiro.
Los elementos exteriores singulares son en acero corten, una aleación de acero con cobre, níquel, cromo y fósforo de alta resistencia a la corrosión y a la intemperie, como el enorme cuerno.
Starck es además socio, desde sus inicios en 2005, de LA Organic, impulsora del proyecto, y también director creativo de esta.