El destino no está escrito. Es más, va a tardar bastantes meses en escribirse y no va a gustar a los que se han hecho determinadas ilusiones, mientras que va a satisfacer a los que han temido por sus derechos adquiridos ante lo que han considerado un intruso.
Las conversaciones entre el Ministerio de Defensa y la Junta de Andalucía tienen que comenzar con las dos partes poniendo sobre la mesa lo que pide cada una de ellas, por lo cual en el momento actual poco se puede elucubrar sobre estrategias posibles, salvo que las dos partes van a comenzar exigiendo todo para poder ir soltando exigencias. Lo lógico.
Sin embargo, sí hay precedentes de otras negociaciones similares, procedimientos que se repiten en sus primeros pasos y, por supuesto, líneas rojas que no se van a cruzar por parte de la Junta, que es ahora la Administración que puede perder más en la partida.
En negociaciones similares y dada la situación de la plantilla civil del Hospital de San Carlos, lo normal es que el Ministerio de Defensa proceda a la estatutarización del personal y lo transfiera a la Junta, que ya lo ha aceptado, con las nuevas condiciones de salida.
El problema es la consideración que va a tener esa plantilla -está por determinar el número de los acogidos al acuerdo, que será otro de los tiras y aflojas de la negociación- dentro de la masa laboral de la Junta.
Varias fórmulas
Por lo que ha podido saber este periódico, hay varias fórmulas que se pueden poner sobre la mesa con posibilidades de éxito. Una de ellas es que el personal de Defensa pase a ser personal contratado de la Junta de Andalucía, respetándosele las condiciones emanadas de las previa estatutarización.
La segunda opción es que la Junta de Andalucía lo asuma como personal laboral propio, con las mismas condiciones que el personal de la Junta y renunciando los trabajadores a sus actuales condiciones, aunque en ambos casos reconociéndoles sus derechos laborales adquiridos o bien asimilándolos a las nuevas circunstancias.
Lo que se descarta, y ahí está la línea roja que la Junta no está dispuesta a traspasar salvo que quiera verse en un conflicto laboral y sindical de proporciones bíblicas, es que el personal de San Carlos pase a ser personal de pleno derecho del Servicio Andaluz de Salud (SAS).
Las razones que tiene la Junta para negarse a esa posibilidad son obvias. Una plantilla y una bolsa de trabajo del SAS formada por profesionales que ha tenido que superar un proceso de oposiciones y que consideraría desde el principio discriminatorio que los trabajadores de Defensa adquieran la misma condición. Además de que en caso de hacerse, sería fácilmente inpugnable y ahí están los sindicatos, callados por ahora, pero afilando las uñas a la espera de acontecimientos.
Tampoco entra en las posibilidades proceder a una baremación del personal de San Carlos sobre los criterios que se exigen en el SAS para admitirlos como trabajadores, porque en este caso podrían ser los trabajadores de Defensa los que se sumaran a la oposición a un arreglo del que no se conocen precedentes aplicados con éxito.
Por esa misma razón, la plantilla actual de San Carlos estará ‘confinada’en San Carlos, sin posibilidad de engrosar las plantillas de otros centros del SAS en la comunidad autónoma, toda vez que esos puestos lo cubrirán los profesionales de la bolsa del SAS, aunque sí se va a producir un trasvase inverso. Esto es, que habrá más personal del SAS en el Hospital San Carlos.
Servicios y personal
Sobre este tema no se quiere hablar todavía oficialmente, pero es una conclusión que se saca de las declaraciones anteriores de los dirigentes socialistas cuando presentaban la ampliación del convenio de San Carlos. En ese documento se contemplaban especialidades que ahora están en el Puerta del Mar de Cádiz; servicios que se prestan en San Rafael y que obligaban al Ministerio de Defensa a contratar más personal. Esto es, que la plantilla, incluso con el convenio de los once millones de euros con el que va a comenzar en 2014, necesitará una ampliación más o menos grande.
Lo más normal es que se trasvase personal del Puerta del Mar a San Carlos junto con los servicios trasvasados, mientras que en el caso de que el SAS decidiera seguir ampliando las prestaciones de San Carlos, como parece que es la intención, se utilizaría la bolsa del SAS como es preceptivo.
Por ahora no se quiere hablar de la verdadera función que va a tener San Carlos en el mapa sanitario de la Bahía para no poner el dedo en la llaga de otros proyectos pendientes. Pero razones políticas al margen, hay razones económicas que inclinan a pensar que no se va a quedar en un convenio de once millones de euros.
Entre otras cosas porque si a Defensa le costaba 27 millones anuales mantener las dos plantas con su plantilla actual, a la Junta no le va a costar menos teniendo en cuenta que asume las cargas de Defensa y puede que como Defensa, también cobre el alquiler por los servicios que preste como sanidad pública a los pacientes militares que todavía le quedan al ministerio. Por que es una obviedad que se tratará de un uso compartido del centro, tan compartido como lo es ahora.
Cuánto hay que esperar
La pregunta, sin embargo, que largo fían el hospital trabajando al cien por cien, es cuándo se llegará a un acuerdo sobre todas las cuestiones pendientes. Teniendo en cuenta la situación de Defensa, sin presupuesto para mantener el hospital en 2014, lo antes posible. Teniendo en cuenta que la Junta no tenía prisa hasta 2014, pronto, pero sin prisas. Entre otras cosas porque mientras más prisa tenga Defensa para soltar el hospital, en mejor posición estará la Junta para negociar el traspaso.
O sea, que por una razón lógica, la Administración andaluza va a dilatar el proceso lo más posible, apurando los plazos, lo que debería interpretarse como una estrategia legítima antes que como una falta de voluntad que no existe en la actualidad por lo que siempre se ha dicho. Que las dos partes están necesitadas de un acuerdo, pero una tiene más prisa que otra. Y en los negocios...