¡Albricias! Tenemos el nuevo puente sobre la Bahía de Cádiz que antes de inaugurarse se llamaba puente de “La Pepa” –nombre bautizado por una gaditana ministra de Fomento que no asistirá y que licitó la obra, Magdalena Alvárez- y hoy se llama de la “Constitución de Cádiz de 1812” –que, en un arrebato constitucionalista, 200 años tardío, y para ponerle un nombre más fino, le denominó la anterior alcaldesa de Cadiz, Teófila Martínez, que sí estará y que actuará de cabeza de cartel del PP en las próximas elecciones. Mañana el nombre definitivo será “el puente nuevo” y ya así será recordado y nombrado para siempre hasta que dure.
La historia del puente ha sido muy larga (en el BOE el primer estudio se encarga en 1991) y tras casi 25 años uno de sus originales protagonistas el exministro socialista Borrell va a estar a seis kilómetros en un acto sobre el inicio de la Constitución gaditana en la Real Isla de León. A unos centenares de metros estará el alcalde o los alcaldes que quieran estar con sus vecinos y no quieran acompañar a las autoridades encabezadas por Rajoy y la ministra de Fomento, Pastor. El pueblo lejos si protesta no se le oye, mal símbolo de la España que va a dar un vuelco pronto, no se sabe hacia donde.
El puente - que se hace para unir- sólo ha servido hasta ahora para desunir a todas las fuerzas políticas y a los ayuntamientos afectados directamente a un lado y otro de la bahía gaditana –Cádiz y Puerto Real- por la actitud cicatera y oscurantista del gobierno de este país que si en un puente es capaz de conseguir esto, se explica lo que ha logrado en cuatro años en Cataluña. Pero eso es harina de otro costal del que los lectores están tan fatigados como preocupados.
El puente nuevo es un icono maravilloso de toda la Bahía de Cádiz. Ojalá al calor de los 500 millones que ha costado (el puente más alto, más ancho y más largo, de 5 kilómetros de longitud, 185 metros de alto y 36 de ancho) puedan instalarse nuevas industrias que es lo que se ha sido el anterior icono de esta preciosa y castigada Bahía, que le ha dado su escudo a Andalucía con su fundador Hercules, que ahora también pide trabajo.