Gonzalo Alhambra es sanluqueño y se muestra orgulloso de serlo:
"Sin Sanlúcar no tendría inspiración; nada sería lo mismo sin este paisaje. A todo el mundo le salen cosas bonitas de esta tierra".
Este joven cantautor se encuentra en el
punto más alto de una carrera artística que no ha hecho nada más que comenzar. Tras haber pasado por el
talent show La Voz, acumular millones de reproducciones y firmar contrato con una conocida discográfica, Gonzalo compagina su agenda de conciertos con la
producción de su nuevo trabajo discográfico: un EP que incluirá varios temas y que pretende ver la luz poco después del verano.
Atiende a los micrófonos de
7TV Andalucía durante la retransmisión especial con motivo de las
Carreras de Caballos de Sanlúcar de Barrameda. "He estado muchísimas veces en esta playa viendo las Carreras de Caballos y apostando en las casetas cuando era pequeño.
Es algo único en nuestra ciudad", asegura Alhambra.
Del buen gusto por la música y el flamenco en su familia nace su mayor pasión: "Lo de la música me viene de pequeño.
Cuando nos juntábamos en familia siempre había una guitarra y un cajón, jolgorio y fiesta por bulerías". Se muestra orgulloso de haber recibido una buena educación musical por parte de sus padres, quienes le han enseñado a quererla y valorarla.
Para
Gonzalo Alhambra, su paso por
La Voz no solo supuso un cambio importante a la hora de hacer su música, que ahora produce de forma más profesional en grandes estudios.
Confiesa echar de menos los “garitos” en los que empezó y a los que le debe una parte importante de su éxito. Recuerda con cariño a su amigo
Juanan, quien le pegó “la chispa” del flamenco en un conocido tablao local.
Alhambra jamás imaginó que podría llegar a cantar delante de uno de los grandes ídolos de su vida,
Alejandro Sanz: “Aquello fue increíble”. Como tampoco esperaba que algún día pudiera llegar a dedicarse profesionalmente al mundo de la música.
No es capaz de calcular cuándo llegará una canción a su cabeza. A veces esto sucede
incluso en mitad de la noche, cuando a punto de dormirse abre la grabadora de su móvil y empieza a tararear una melodía que casi ni él mismo entiende. Es entonces cuando a partir de esa grabación coge su inseparable guitarra y, con la melodía como base, empieza “a tirar letras”. En ocasiones lo hace con sus amigos en reuniones
"de esas que se alargan más de la cuenta” y de las que han salido alguno de sus temas.