Los Astilleros Andaluces asentados en el margen izquierdo de la desembocadura del río Guadalquivir se renuevan. Tras su adquisición por un nuevo grupo inversor, pasarán a llamarse Astilleros Malandar, un cambio de nombre que apunta también un cambio en la estrategia del negocio, que a partir de este mes de octubre regentará Cristóbal Anillo.
"Queremos darle un impulso a la actividad, seguir atendiendo a nuestros barcos - señala en relación a los pesqueros de arrastre que en estos días, aprovechando la parada biológica, se reparan en los astilleros - pero sin olvidarnos del sector náutico", declara Anillo, quien confía en el potencial de unas instalaciones en las que ya están trabajando para mejorar su imagen y acondicionarlas para el volumen de trabajo que esperan. De hecho, nada más adquirir la empresa y absorber a la totalidad de la plantilla, ya casi han ampliado el personal y esperan aumentar la plantilla hasta la veintena de trabajadores. Se trata de una plantilla de profesionales especializados en distintos ámbitos, desde carpintería a mecánica, pero, sobre todo, "polivalentes". Además, la actividad genera otra parte importante de empleo indirecto, que derivan a empresas especialziadas de la localidad. "Es riqueza para Sanlúcar, porque también viene gente de otros lugares a reparar sus barcos y se alojan aquí y gastan en nuestros restaurantes y comercios", sostiene el nuevo gerente de Astilleros Malandar, quien ya mantiene contactos para atraer a clientes de la Costa Mediterránea.
Para Cristóbal Anillo, esta adquisición es un paso más en la cadena empresarial que regenta. "Si los astilleros cierran nuestra empresa desaparecería porque tendríamos que llevar las barcazas hasta Algeciras", sostiene. De hecho, los astilleros más cercanos para los barcos de pesca serían los de Huelva o Barbate, por lo que el objetivo es ofrecer a los armadores sanluqueños todas las garantías para que confíen en el varadero sanluqueño. "Nuestro objetivo es atender a la totalidad de la flota pesquera de Sanlúcar y seguir creciendo", afirma Anillo.
Actualmente, la empresa está trabajando en los barcos de arrastre y ya espera la carga de los catamaranes pertenecientes al Consorcio de Transportes de la Bahía de Cádiz que también confían en estas instalaciones para el mantenimiento y reparación de sus barcos. También la Nao Victoria pasará por estas instalaciones situadas frente al coto de Doñana y que son punto obligado para otros barcos, como los de Vigiulancia Aduanera o los cruceros Torre del Oro de Sevilla y los remolcadores de Boluda. El objetivo es que las cinco gradas de trabajo, de 50 metros cada una, no tengan descanso. Cada una de ellas tiene capacidad para 550 toneladas, un aspecto que pretenden aumentar para captar nuevos clientes del sector náutico. "La idea es apostar y ofrecer un mejor servicio en la náutica de recreo sin abandonar la náutica pesquera", señala Marcos Rodríguez, encargado de los astilleros.
Junto a las reparaciones, Astilleros Malandar también se ha propuesto retomar la construcción. De hecho, uno de los últimos barcos que han visto la luz en este varadero ha sido 'La única Pepa', el último barco que se ha incorporado este pasado verano a la flota de barcazas de los hermanos Cristóbal.