"Morante ha decidido torear este domingo en Sevilla", esta es la última y más directa noticia dada hace unos minutos a Efe por parte del apoderado del torero, Pedro Marques, y una vez que las últimas pruebas a las que fue sometido a su llegada a la capital hispalense hayan descartado ninguna fractura.
El diestro de La Puebla del Río, de 42 años, sufre una luxación acromioclavicular de grado 2, una lesión dolorosa y que limita la movilidad de la articulación, pero tras haber sido infiltrado "ha apreciado mejoría" que ha derivado en la decisión de hacer este domingo el paseíllo en la Real Maestranza sevillana.
"Si el hombro responde bien al tratamiento mañana toreará en Sevilla. Es lo que él quiere y así se hará si no hay ningún contratiempo en las próximas horas", apostilla Marques.
De ser así Morante de la Puebla, que volverá a ser infiltrado horas antes de torear, actuará junto a sus paisanos sevillanos Juan Ortega y Pablo Aguado en uno de los carteles más importantes de la temporada sevillana como es el del Domingo de Resurrección.
Todas las alarmas saltaron pasadas las 18:00 horas de este sábado, cuando el primer toro de la corrida celebrada en La Línea de la Concepción (Cádiz) echaba mano a Morante y lo mandaba directo al hospital.
El astado, de Núñez de Cuvillo, se le quedó debajo en un pase de pecho y, en la huida, le prendió y le propinó una fuerte voltereta, cayendo el torero con todo su peso sobre el hombro izquierdo.
Visiblemente dolorido y tras ser auxiliado en un primer momento en el mismo ruedo, Morante pasó por su propio pie a la enfermería de la plaza, donde los galenos optaron por mandarle directo al hospital de La Línea para ser sometido a un estudio radiológico.
Pero Morante decidió poner rumbo a su Sevilla natal a ponerse en manos de un médico de su confianza en el centro Vithas, donde finalmente confirmaron la luxación en el hombro y descartaron cualquier tipo de fractura.