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La Pasión no acaba

Una novela, un hijo

Sí, es algo parecido a un hijo, o al menos un trozo de ti que nace al mundo y te recuerda a un espejo limpio en el que ves la realidad reflejada inseparable...

Publicado: 24/11/2022 ·
11:31
· Actualizado: 24/11/2022 · 11:31
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  • Víctor García-Rayo y familia. -
Autor

Víctor García-Rayo

El periodista Víctor García-Rayo es el presentador y director del programa La Pasión de 7TV Andalucía

La Pasión no acaba

Dedicado al alma de

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Sí, es algo parecido a un hijo, o al menos un trozo de ti que nace al mundo y te recuerda a un espejo limpio en el que ves la realidad reflejada inseparable de tu ser. Realmente no hay cosas tan grandes como un hijo, pero una novela que ve la luz es algo que te viajaba en la sangre y ahora deja de pertenecerte porque ya no te necesita, se ha hecho independiente aunque lleve tus latidos, incluso tu piel. Ahora es papel y tinta y ya la sangre es negra. Seguramente lo más hermoso de presentar tu libro es mirar a los ojos a tus hijos verdaderos porque ellos están, son responsables o culpables... o víctimas de cada una de tus decisiones, de cada línea de la narración, de cada vez que respiró el autor para afrontar un nuevo capítulo vislumbrando allí en el horizonte un final irremediable.

Una obra literaria nueva es siempre una memoria, un origen, un viaje, un aroma de antes que huele sin embargo a fresco. Nuevo. Sí, es algo parecido a tener un hijo, es algo de tu alma y de tu corazón, de tu cerebro, de tu respiración, de tu aliento. Se parece, se asemeja, se acerca. Una novela nueva es una puerta abierta de tu pecho, un desprendimiento, un adiós, un hasta siempre. Un conmigo sin mí. Algo que debería vivir pegado a tu sombra por todos los tiempos pero que inexorablemente un día deja de pertenecerte.

Sin embargo, una novela deja de parecerse tanto a los hijos cuando la presentas delante de ellos. Y te miran, y te escuchan. Es entonces cuando te das cuenta de que ellos están, pero te duelen mucho más, son más tu obra, son más necesarios que tus latidos. Por los hijos no importa morir.

Un hijo es el ser llamado a darte las alegrías más hermosas de la vida y también las preocupaciones más intensas, son seres de luz porque sin ellos te visitan las tinieblas.

Hoy lo he vivido. He presentado la novela nueva mirando a los ojos frescos de mis hijos. Tiernos, siempre de recién nacidos. Alguien, durante la firma de ejemplares, me preguntó: ¿a que es algo así como presentar o tener un hijo? Y entendí perfectamente lo que quería decirme. Sí, es cierto que se parece. Pero está en otra dimensión, lejana, imposible de alcanzar. Yo viviría -mal que bien- sin mi obra de papel, de intelecto, de creación literaria. Pero moriría sin mis hijos, sin alguno de ellos, aunque yo siguiera respirando.

Sí, es algo parecido a un hijo, o al menos un trozo de ti que nace al mundo y te recuerda a un espejo limpio en el que ves la realidad reflejada inseparable de tu ser. Pero no es lo mismo, no. Para nada. No existe amor tan grande.

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