Manuel Cabello y Laura Jiménez perdieron a su bebé de seis días por culpa de la listeriosis, y ahora, una vez abierto el juicio oral contra los seis investigados por este caso, lamentan que nadie les ha llamado para una simple disculpa, y cuando se les pregunta qué esperan del proceso judicial, contesta Manuel que “toda condena que les caiga a los responsables es poca”.
Por eso, se adivina en sus palabras la petición de prisión permanente revisable para los responsables de este caso, en el que murieron en 2019 tres personas más, se registraron seis abortos y hubo 244 afectados.
El brote comenzó en julio, cuando los pacientes se infectaron al consumir un lote de carne mechada -carne de cerdo asada refrigerada- contaminada con Listeria monocytogenes.
El 26 de octubre de 2019, en una reunión del comité técnico de seguimiento de la alerta, se cerró tras setenta días de la retirada de los productos y la brusca disminución de nuevos casos producida posteriormente.
La pelea de Manuel y Laura en este caso ha sido quizá la más complicada para los afectados, porque a su hijo Manuel no se le consideraba afectado directamente, e incluso el entonces portavoz del Gobierno andaluz, Elías Bendodo, lo desvinculaba del brote.
Bendodo sostuvo el 6 de noviembre de 2019 que esta víctima se produjo tras comer productos de la empresa Magrudis en diciembre de 2018 “cuando Juanma Moreno no era presidente andaluz”.
Aquello enfadó, y mucho, a estos padres astigitanos, que, a día de hoy lamentan que “nadie de la empresa se ha dirigido a nosotros para disculparse, ni de los responsables del Ayuntamiento”, y citan a Bendodo como alguien que les hizo mucho daño con sus palabras-
Porque “desmintió que nuestro caso estuviera relacionado con la cepa del brote de listeriosis incluso cuando la Consejería de salud y Familias lo había confirmado tras obtener los resultados del Centro Nacional de Microbiología, del instituto de salud Carlos III”.
El dolor es evidente, a la vez que la confianza en la justicia, y esperan “que desde el primero al último de los implicados reciban condena”, recordando que, en su caso, “por desgracia los daños ocasionados son irreparables, ya que nos arrebataron la vida de nuestro hijo Manuel y espero que la pena que les caiga sea la máxima posible”.
Ante la inminencia del anuncio de la fecha de celebración del juicio, tienen claro que, cuando termine, “acabará el proceso judicial pero no el duelo”.
"Después de recomponernos de la pérdida de Manuel, con el paso del tiempo, nació nuestra hija, y cuando día a día la vas viendo crecer, jugar y reír, se te viene siempre a la cabeza la misma pregunta: ¿Cómo hubiera sido Manuel?”, con lo que esperan el juicio casi como un trámite que les aportará algo en lo judicial, nunca en lo personal.
“En nuestro caso toda condena es poca, y, si por si nosotros fuera y hablándote de corazón, a personas de este tipo las privaría de la libertad de por vida, ya que actuaron con conocimiento de causa”, explica, añadiendo que el miedo lo han tenido y lo tienen ya de por vida a determinadas cosas: “En el embarazo de nuestra hija para nosotros fue un auténtico calvario la idea de pensar que nos volviera a pasar”.
Antes de despedirse, tienen una reflexión sobre lo que le dirían al dueño de Magrudis si lo tuviesen frente a frente, y sostienen que “esta pregunta es complicada de contestar, porque si me la hubieran hecho al principio, te aseguro que de mi boca hubieran salido palabras muy malsonantes”, pero en la actualidad, "solo le diría si la conciencia le deja dormir después de saber de todo lo que se le acusa y de todo el daño que ha ocasionado a las familias afectadas”.
La jueza que lleva el caso ha abierto el juicio contra José Antonio Marín Ponce, el administrador de hecho de Magrudis; su mujer, Encarnación Rodríguez, responsable de producción y del sistema de autocontrol de la cárnica; sus hijos Sandro José y Mario; la veterinaria municipal María José O. B, y Sergio L.G, arquitecto técnico, mientras que considera al Ayuntamiento de Sevilla como responsable civil subsidiario.
Los pacientes involucrados en el brote desarrollaron diferentes enfermedades, según la edad, el estado de salud y embarazo, y la presencia de afecciones subyacentes que incluyen afectación del sistema nervioso central, sépsis, muerte fetal, aborto y parto prematuro.