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Sevilla

Eva Yerbabuena crea una noche irrepetible en el Maestranza con "Solo a Sevilla"

La bailaora y coreógrafa Eva Yerbanuena ha dispensado su particular homenaje a la capital de la Bienal de Flamenco con "Solo a Sevilla"

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  • Eva Yerbabuena en el Maestranza. -

La bailaora y coreógrafa Eva Yerbanuena ha dispensado su particular homenaje a la capital de la Bienal de Flamenco con "Solo a Sevilla", un espectáculo que ha concebido expresamente para esta ocasión de acuerdo con el espíritu de esta edición de la Bienal de crear "noches únicas" a base de espectáculos hechos para suceder y no para girar.

Para una noche tan particular, concebida por Paco Jarana, el guitarrista inseparable de Eva Yerbabuena y cuya guitarra ha sostenido en solitario todo el espectáculo, apenas acompañada por un percusionista -con batería, poco habitual en estos espectáculos-, además de por las voces y las palmas, la bailaora se ha reservado varias sorpresas.

Entre estas sorpresas la puesta de largo como cantaora de su joven sobrina Esperanza Garrido, quien ya la acompañó cantando hace tres años en el Festival de Jerez pero que, a diferencia de esta noche, que se ha adueñado del escenario en compañía de Paco Jarana, actuó detrás del escenario.

"Nada existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud", es una idea de Yerbabuena expresada con sus propias palabras parta justificar este espectáculo en el que ha echado mano de las esencias más puras de la tradición, dividiéndolo en cinco partes, bulería por soleá, seguiriya, taranto, tango y alegrías, acompañada por los cantaores Segundo Falcón, Miguel Ortega, Jesús Corbacho y Antonio "El Turry", y por las cantaoras Marina Heredia y La Fabi.

En su décimo noveno espectáculo, la bailaora, sobre un fondo negro y un escenario austero integrado por media docena de sillas y un par de taburetes, ha actuado todo el rato muy cerca de los cantaores, que la jaleaban de continuo llamándole "señora", "flamenca" y, cuando el entusiasmo y la respuesta del público se hacía más evidente, "¡La que manda, manda!"

Yerbabuena había expresado que con este espectáculo quería pasar de "la rigidez más absoluta a la rotunda flexibilidad" y que transcurriera "entre la quietud y el movimiento, la luz y la oscuridad", pero salvo por la segunda parte, en la que la artista llegó al escenario tumbada boca abajo y arrastrada por el suelo por un bailaor que le tiraba de la mano, el resto del montaje ha transcurrido muy pegado a la tradición y la esencia flamencas.

Esa parte, la más indagadora de "Solo a Sevilla", Yerbabuena unió el flamenco con la danza contemporánea ataviada de un raro vestido liso de color azul que parecía una bata de cola invertida, con la cola en la parte delantera, no obstante lo cual la bata de cola más auténtica, con fuertes colores rojo y lunares y el violeta de un mantón, que movió con toda la elegancia del baile flamenco, sirvieron para cerrar la noche.

Los "olés" del público del Maestranza se hicieron unánimes desde el primer momento, y saludaron también a los cantaores que hicieron una ronda de fandangos que causó entusiasmo y que, en el ecuador del espectáculo, juntaron sus voces cantando cada uno de ellos un palo distinto y generando una sensación inédita entre los aficionados al cante, capaces de aceptarla esta noche también con entusiasmo y generosidad.

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