Independientemente de la calidad del plantel, el cuadro nervionense fracasó la temporada pasada por culpa de un vestuario tan poco implicado en ocasiones... como mal llevado. A Marcelino García Toral le costó el puesto su escasa capacidad para gestionar los recursos que tenía a su disposición. Y a Míchel no le dio tiempo superar los vicios adquiridos en tiempos pasados.
Por eso, cocinero antes que fraile, el madrileño quiere desde el minuto uno que las desaplicaciones, tanto dentro como fuera de los terrenos de juego, sean un mal recuerdo del pasado. Para que los lectores se hagan una idea, que que tendrá que recurrir a su segundo para impedir que el Romaric de turno duerna fuera del hotel de concentración (Manolo Jiménez tuvo que ubicar a Jesús Calderón al lado de las habitaciones de los más conflictivos de su vestuario para evitar salidas).
Míchel quiere evitar los grupos a la hora de comer. Quiere, en la medida de lo posible, que sus hombres desayunen, almuercen, cenen... juntos. No quiere que los argentinos se vayan para un lado, que los africanos hagan lo propio. Y que los canteranos no sean uno más del primer equipo.
Hay más. Porque quiere que Álvaro Negredo sea uno de los capitanes del equipo. El madrileño tiene claro que un campeón de Europa, que el club tasa en 20 millones de euros, tiene que ser uno de los pesos pesados del vestuario. Si no se marcha al Málaga, el delantero vallecano lo será con todas las de la ley.
Míchel también tiene pensado hablar con Medel para que no sea tan impetuoso en sus acciones. Busca con esta medida que no salga a tarjeta por partido. Con Andrés Palop ya lo hizo el pasado jueves. El meta valenciano sabe que esta temporada tendrá que asumir su rol de suplente. Y si no lo admite, a Míchel no le dolerían prendas en marcarlo a la grada y darle una oportunidad en el banco a un portero del Sevilla Atlético. Un profesional que ya las tuvo con Cañizares y ha ‘mandado’ a Javi Varas al Celta de Vigo apenas tiene margen para saltarse un régimen interno que otros entrenadores no fueron capaces de implantar en el cuadro sevillista.