La familia de Piotr Piskozub, el joven polaco que falleció el día 2 de octubre de 2013 en el centro de acogida municipal de Sevilla después de haber sido dado de alta en el Hospital Virgen del Rocío, ha recurrido el auto en el que la juez archivó la causa al entender que existen "indicios suficientes" de que los cuatro imputados cometieron un delito de homicidio por imprudencia grave del artículo 142.3 del Código Penal.
En el recurso, al que ha tenido acceso Europa Press, el abogado que ejerce la acusación particular en nombre de la madre y un hermano del fallecido, Luis de los Santos, solicita a la Audiencia Provincial de Sevilla que revoque y deje sin efecto el auto de archivo dictado por la juez de Instrucción número 5 "al existir indicios razonables" para abrir la fase intermedia del procedimiento contra los imputados, como son tres médicos y un enfermero del Virgen del Rocío.
Cabe recordar que la juez, en un auto fechado el pasado 27 de octubre y adelantado por Europa Press, archivó la causa al entender que "no aparece debidamente justificada la perpetración de delito o falta alguno" y "no existen indicios suficientes" contra los cuatro imputados en la causa, todo ello "sin perjuicio de las acciones civiles que pudieran corresponder a los perjudicados".
El letrado dice, en primer lugar, que "aunque es cierto" que uno de los forenses que practicó la autopsia al cadáver afirmó que la muerte "se hubiera producido igualmente en la horas siguientes a la atención hospitalaria" en Urgencias, "se omite que afirmó también que 'desde que es ingresado, le asignan una cama, hasta que llega el turno de la mañana, le hacen analíticas, le hacen una placa de tórax y comienzan a ponerle un tratamiento con antibióticos, estamos hablando de las 12,00 horas, este paciente hubiera muerto igualmente, desgraciadamente esta es la realidad'".
"Esta es la desgraciada realidad, pero es la desgraciada realidad de la atención insuficiente de estos servicios de urgencias para estos casos excepcionales", asevera el abogado, que añade que, "si algo ha dejado claro esta instrucción, es que después de dos años de investigación, las lagunas de los protocolos de la atención en la atención a las personas en exclusión en urgencias son muy grandes".
A su juicio, los protocolos que en la práctica se han utilizado "estaban dirigidos a 'expulsar' cuanto antes del sistema a este colectivo y atender de manera prioritaria su derivación fuera del sistema sanitario sin aplicación de pautas médicas especiales por el hecho de ser precisamente un colectivo más vulnerable a la hora del padecimiento de determinadas enfermedades y sus recaídas".
De hecho, "esta fue la situación de Piotr, a quien se le etiquetó como 'problemática social' desde que entró por las puertas, sin que él mismo por su estado de deterioro supiera por qué le habían llevado allí, qué le pasaba, qué síntomas tenía (y estaba a pocas horas de fallecer), no podía hacerse entender bien en español ni comunicarse y nadie trasmitió la información de que había llegado en ambulancia, por qué motivo se activó el servicio de ambulancia", algo que "nunca llegaron a saber siquiera los médicos de triaje ni los doctores que le atendieron".
"ENORMES LAGUNAS"
Estos protocolos, "que curiosamente fueron actualizados por la Consejería de Salud a raíz" de la muerte de Piotr, "no contienen cambios reales, existiendo enormes lagunas, muy parecidas a las del momento del fallecimiento de Piort", pues "siguen existiendo, por ejemplo, enormes deficiencias a la hora de transmitir información en el traslado de pacientes sin hogar de las ambulancias convencionales a las urgencias".
De este modo, según añade el letrado en este recurso de seis páginas consultado por Europa Press, "es posible que la ambulancia 'aparque' a un paciente en admisión sin que se comunique los motivos de la asistencia, en qué condiciones se le ha recogido en la calle, quién ha activado el servicio o por qué se ha considerado oportuno el desplazamiento hasta urgencias".
Así, "y si la persona sin hogar no tuviera capacidad para comunicar de manera adecuada su situación, no existirá ninguna información en admisión, que posteriormente tampoco llegará al encargado de triaje y menos aún al médico que lo atienda, siendo perfectamente posible que no conozcan ni que ha sido trasladado en ambulancia hasta el hospital, que es una persona sin hogar o qué ha motivado su traslado a urgencias".
"Y esto fue lo que pasó exactamente con Piotr", dice el abogado Luis de los Santos en su recurso, en el que agrega que "las personas en exclusión social, como era Piotr, contienen una serie de carencias a nivel personal y social tales como espacios donde vivir, hábitos de consumo e higiene, o falta de respaldo familiar, que pueden obstaculizar gravemente los procesos de recuperación de su salud física, por lo que el personal sanitario (especialmente médicos) debe hacerse consciente de tales circunstancias y obrar en consecuencia, realizando un tratamiento adaptado a tales personas".
PRUEBA COMPLEMENTARIA
El abogado considera que "si se hubiera realizado alguna prueba complementaria, las graves enfermedades de Piotr que le llevarían a la muerte en pocas horas habrían sido puestas de manifiesto", punto en el que señala que, "evidentemente, que los imputados siguieran los insuficientes protocolos establecidos, no les hace merecedores de la atipicidad penal, ya que deberían haber manifestado la insuficiencia de esos recursos dispuestos por el SAS y la Consejería de Salud, al objeto de evitar lo que horas después sucedió".
Respecto a los síntomas del joven polaco, el letrado recuerda que la juez, en su auto, afirma que todos los testigos e imputados manifestaron que no detectaron en él ninguno de los síntomas externos propios de la grave enfermedad que padecía, pero "sin embargo se obvia que el propio forense afirma que no hay en el presente caso una evolución atípica de la enfermedad, que no había antecedentes que justificaran una inmunodepresión (que pudiera haber ocultado los síntomas) y que, por tanto, debía tener fiebre tos, esputo y gran malestar general".
En relación a las pruebas "realizadas y no realizadas", el letrado asevera que los forenses señalaron, respecto a la prueba de auscultación, que, "con la patología que presentaba Piort, sus pulmones pesaban en conjunto 1.760 gramos, cuando el peso normal serian de 750 a 800 gramos". "Pesaban por tanto mas del doble que en condiciones normales, y evidentemente esto indica que existe una enfermedad o infección", pese a lo cual no se le realizaron pruebas como la de glucemia.
Respecto a la desnutrición de Piort, el abogado de la familia dice que "nadie cuestiona su extrema delgadez, cuestión que ha sido también investigada en el presente procedimiento", y agrega que uno de los forenses que practicó la autopsia al cadáver expuso que "no existen protocolos de desnutrición en las urgencias del Servicio Andaluz de Salud, quizás porque en el siglo XXI es algo excepcional en una ciudad como Sevilla".
"Sin embargo, o el responsable es el propio SAS y la Consejería directamente por la no aplicación de dichos protocolos, cuya no existencia pueden provocar muertes, o un médico o enfermero o personal sanitario, cada uno en el desarrollo de las funciones que le son propias, deberían aplicar mecanismos que suplieran los mismos aunque no estén desarrollados tales protocolos a nivel local", apostilla en el recurso.