La Policía cree que el acusado de matar a su vecina en Coria tenía "un plan preconcebido"

Publicado: 04/11/2015
La víctima "no sabía que la llevaba allí a morir, llegó confiada en Moisés, que llevaba un palo y sabía lo que iba a hacer"
El jefe del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional en Sevilla ha asegurado este miércoles que tiene "clarísimo" que Moisés R.R., apodado el 'Canario' y para quien la Fiscalía pide 21 años de cárcel por matar a palos el 4 de septiembre de 2014 a una mujer que supuestamente lo "acosaba" porque estaba enamorada de él en una finca agrícola de Coria del Río, tenía un "plan preconcebido" para acabar con la vida de la víctima, a la que, según confesó, propinó dos golpes con un palo.

   La víctima "no sabía que iba allí a morir, llegó allí confiada en Moisés, que llevaba un palo y sabía lo que iba a hacer, la llevó engañada", ha declarado de forma tajante el jefe del Grupo de Homicidios en el juicio con jurado popular, compuesto por cinco mujeres y cuatro hombres, que se está celebrando en la Audiencia Provincial de Sevilla.

   Con anterioridad a la declaración de este agente de la Policía Nacional, el imputado se ha acogido a su derecho constitucional a no declarar, por lo que la Fiscalía ha solicitado a la magistrada-presidente del juicio con jurado que se incorporen las dos declaraciones como imputado que prestó en fase de instrucción el día 11 de septiembre de 2014, una de ellas con motivo de la reconstrucción de los hechos, donde "reconocía distintas versiones" de los hechos, a lo que la magistrada ha accedido.

EL PALO, "MANCHADO DE SANGRE"

   Volviendo a la declaración del jefe del Grupo de Homicidios, éste ha relatado que el cadáver fue hallado en la mañana del día 6 de septiembre de 2014, señalando que el cuerpo, vestido, estaba boca abajo, sobre "un charco de sangre" y "en avanzado estado de putrefacción", mientras que a una distancia de entre 15 y 20 metros había un palo "manchado de sangre" y con restos de cabello.

   En relación al palo usado para cometer supuestamente el crimen, el agente lo ha mostrado a los miembros del jurado y ha dicho que el mismo no pertenecía a la finca, tenía forma de bastón y había sido usado con anterioridad, un dato "importante" porque el acusado "necesitaba del palo a modo de bastón porque cojeaba", punto en el que ha dicho que en casa del imputado hallaron más bastones.

   Según ha explicado, el cadáver se encontraba en un descampado de una finca agrícola alejada de cualquier núcleo urbano. "No había absolutamente nada ni relativamente cerca", ha subrayado el jefe del Grupo de Homicidios, señalando que la víctima presentaba una herida contusa con fractura de cráneo, provocada, "según imaginamos, con el palo, pero teníamos que comprobarlo", y al mismo tiempo no presentaba "ningún signo de defensa, fue sorprendida".

   Además, el agente ha destacado que la víctima "no tenía ni bolsos ni pertenencias" y sólo el DNI metido en un bolsillo, por lo que iniciaron la investigación, contactaron con su entorno e intervinieron su número de teléfono móvil. "Entendíamos que donde estuviera el móvil estaría el bolso", pero el teléfono "se apagó a las 14,00 horas" del día en que la mujer murió, por lo que "no pudimos localizar su teléfono" y, por ello, "no podemos acreditar" que hubiera una relación sentimental entre ambos.

"COARTADA"

   "¿Dónde quedó el bolso? lo sabe Moisés", ha afirmado el responsable de la investigación, que ha puesto de manifiesto que, seguidamente, los agentes se trasladaron a Guillena, el pueblo de la víctima, a fin de obtener información, llegando a saber que vivía en la planta de arriba de una casa y el acusado en la planta baja del inmueble y que "se la veía mucho últimamente" con éste, quien ha declarado por estos hechos hasta en seis ocasiones, tres como testigo y otras tres como imputado.

   En la primera declaración, según ha afirmado, "nos dijo que eran vecinos y que la última vez que la vio fue el día 4 de septiembre a las 11,00 horas, cuando la víctima le dijo que iba al Juzgado", tras lo que en una declaración posterior "amplió su coartada, nos dice que sí mantenía contacto con la vecina pero que la tenía bloqueada en el WhatsApp" y que, "curiosamente, se le habían borrado las conversaciones".

   Ya en su tercera declaración, el acusado contó que "fueron a tomar copas la noche del 4 al 5 y que aparecieron" en la finca, donde tuvieron una discusión en el marco de la cual él la empujó, se cayó sobre una piedra, se hizo sangre y perdió el conocimiento, por lo que el imputado se asustó y se fue de allí.

   Frente a ello, la Policía pudo comprobar que el acusado acompañó a la fallecida a los juzgados del Prado de San Sebastián en la mañana en que ocurrió el crimen, ha relatado el jefe del Grupo de Homicidios, que ha dicho que, ya en la reconstrucción que se realizó en el lugar de los hechos, el acusado confesó que "ella le estaba insultando" y que la empujó, por lo que se cayó al suelo y, cuando se levantó, se giró para coger algo del suelo y él aprovechó para asestarle dos golpes con el palo en la cabeza, tras lo que tiró el palo y se fue de allí. "Cuando ella está postrada, él le da el golpe mortal con el bastón", ha agregado, indicando que, "como arma, fue estupenda".

"DESDE EL PRIMER MOMENTO, ESTÁ MINTIENDO"

   "Desde el primer momento está mintiendo, no sabía ya cómo mentirnos más", ha aseverado en relación al acusado el responsable policial, que ha subrayado que el imputado "ha mentido en todo momento a la Administración de justicia", señalando que "es posible" que en la versión donde confesó haberle asestado los golpes con el palo "estuviera mintiendo y lo que pasó fuera más grave de lo que ha estado diciendo, que se esté guardando algo vergonzante que no quiere contar".

   Según mantiene la Fiscalía y ha confirmado este miércoles el jefe del Grupo de Homicidios, el acusado se dirigió al día siguiente de cometer el crimen hasta una sucursal bancaria de Guillena y empleó la tarjeta de crédito de la fallecida para extraer a través del cajero 470 euros.

   En su escrito de acusación, al que ha tenido acceso Europa Press, el Ministerio Público pide para el acusado 20 años de prisión por un delito de asesinato y un año de cárcel por un delito de estafa, así como el pago de una indemnización de 150.000 euros al hijo menor de la fallecida.

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