Un tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a tres años y dos meses de cárcel a un hombre urdir un plan "con todo tipo de artimañas", que convirtieron en "una pesadilla" la vida de su exmujer, tras falsificar un poder notarial para intentar vender y apoderarse de dos pisos propiedad de su exesposa, por un importe total de 396.000 euros.
Según reza la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press y remitida por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), la Audiencia condena a este hombre por un delito de falsedad en documento público en concurso medial con otro de estafa, así como a dos personas más a tres años de prisión por el mismo delito, al considerar probada su colaboración para urdir su plan y a otro más que ya ha fallecido.
El juez considera probado que este hombre, tras divorciarse de su mujer en septiembre de 2009 y unos años antes acordar que el régimen económico matrimonial sería el de separación de bienes, en 2010 este hombre "urdió un plan con el objeto de apoderarse de dos fincas urbanas y privar de su legítima propiedad a su exmujer", una ubicada en una localidad del Aljarafe y otra en la costa onubense.
Con este objetivo, el acusado ya fallecido acudió al notario en enero de 2010 otorgando un poder general para vender fincas de su propiedad a favor de otro de los acusados pero sustituyendo el nombre del vendedor por el de la exesposa.
Posteriormente, con este documento falsificado, éstos acudieron a otro notario y vendieron estos dos inmuebles haciendo el pago con un talón extendido a nombre de ella, que nunca le entregaron, y con cargo a una cuenta bancaria cuyo titular era otro de los acusados, estando la empresa compradora y vendedora vinculadas al exmarido.
El tribunal considera que este hombre "no ha dudado en realizar todo tipo de artimañas" para conseguir vender estos inmuebles, como por ejemplo la creación de empresas a nombre de terceras personas, lo que pone de manifiesto "una meticulosa ideación del plan, mantenido a lo largo del tiempo y una mayor perversidad, llegando a convertir en una pesadilla la vida de la perjudicada, contra la que interpuso una querella a través de un tercero".
En este sentido, el juez entiende que la obligó a "una actitud vigilante de manera que, tal y como la misma ha referido, consultaba la titularidad de sus propiedades con mucha frecuencia --cada 15 días aseguró--, causándole graves perjuicios", no obstante lo cual ninguna reparación económica ha interesado.