Los
retablos de Santa Ana, San Andrés y San Antonio de la iglesia del
convento de Santa María de Jesús, en la calle Águilas, han estado 20 años cubiertos por unas
mamparas para frenar a los desalmados que intentaban llevarse pieza a pieza estas tres
joyas del siglo XVII.
Desde hace tan sólo unas semanas, estos retablos
lucen en todo su esplendor. Se han retirado las mamparas que los cubrían y se han instalado, además,
cámaras de seguridad para evitar que los vándalos vuelvan a hacer de las suyas.
La
Asociación en Defensa del Patrimonio Histórico (Adepa) hace un llamamiento para que las
administraciones ayuden a la comunidad de religiosas que viven y trabajan en este convento en la
recuperación y mantenimiento de su patrimonio, de incalculable valor al
custodiar, además, desde 2006 los
bienes muebles del convento de Santa Clara.
Piezas que están diseminadas por todo el convento pero que fundamentalmente se guardan en
dos salas de la parte alta del inmueble y que iban a poder contemplarse en una
exposición con motivo de los 500 años de la fundación del convento, que se cumple este año, y que la
pandemia ha dejado en el aire. Uno de esos tesoros del convento de Santa Clara se puede ver en la
sacristía, que abre los lunes. Se trata de un
retablo con una Virgen y San José, atribuidos a Pedro Roldán, y el Niño Jesús, a su hija la Roldana. En el
Altar Mayor, puede contemplarse también un
paño cerámico que estaba “entre reja y reja del locutorio de Santa Clara”, recuerda Sor Lucía, la actual abadesa del convento, mexicana con 29 años de conocimiento y trabajo por mantener las joyas de una casa en la que viven actualmente
21 hermanas. En el retablo que preside el Altar Mayor, obra de Cristóbal de Guadix, hay una de las iconografías de la Virgen “más singulares” que pueden verse en Sevilla, atribuida a la Roldana. María tiene al Niño Jesús en su regazo. Está medio desnudo en un acto que evoca a una madre que estuviera cambiando los pañales a su hijo, relata
Joaquín Egea, presidente de Adepa. En el mismo retablo, hay dos
portentosas escultoras de San Francisco y Santa Clara de Pedro Roldán.
Las hermanas que viven en el convento de Santa María de Jesús (muy popular entre los sevillanos por el retablo cerámico de San Pancracio que tiene en la calle) mantienen con sus propias manos y su trabajo unas obras de incalculable valor. Egea pone el acento en que la
colaboración de la Facultad de Bellas Artes y sus alumnos en tareas de recuperación y restauración
no existe como años atrás y confía en que el
taller de restauración inaugurado hace pocas semanas por el
Arzobispado dentro del propio Palacio pueda servir para hacer intervenciones en piezas de otros conventos e iglesias de Sevilla.