"Un concierto entero de fado puro y duro sería aburrido, yo no lo he hecho nunca". Con esta declaración de intenciones, la portuguesa Dulce Pontes destierra la casi eterna pregunta sobre si es o no fadista y adelanta que su concierto de hoy en Salobreña (Granada), irá mucho más allá.
Dulce Pontes (Montijo, Portugal, 1969), la artista más universal de la música actual lusa, ha explicado en una entrevista con Efe que dio hace tiempo por zanjados los intentos de encasillarla en el fado o fuera de él "porque está en mi ADN, pero las etiquetas no sirven, hay días que soy más fadista y otros que no tanto".
La artista portuguesa clausura esta noche la XXIV edición del Festival Tendencias de Salobreña (Granada) en su único concierto programado para este verano en Andalucía, en el que adelantará algunos de los temas de su próximo trabajo "Peregrinaje".
"Me gusta el termómetro del público y me sirve para adentrarme en la interpretación. Ahora cuando escucho discos pasados pienso que algunas canciones las tenía que haber probado en conciertos", dice para explicar por qué presenta sus canciones antes de incluirlas en sus discos.
Pontes compone desde 1996, aunque reconoce que guardaba las canciones pensando que habría "otras mejores" a los que poner voz, una tendencia que abandonó aconsejada por "músicos amigos que me animaron y como coincidían lo hice asustada y contenta".
La cantante lusa llega a Salobreña con un par de canciones con versos de Federico García Lorca, con el que comparte su pasión por el folclore, el local y el del resto de países por los que ha actuado "porque un concierto es un viaje sonoro".
"Ofreceré temas propios y los que he aprendido recorriendo diferentes latitudes y con invitados increíbles, pero la selección la decido quince minutos antes del concierto. Me gusta la sorpresa, el riesgo por la entrega total", explica la cantante.
Concursante de Eurovisión a la que España le dio sus "10 points", incorporó al fado "baterías, que no se verían nunca en un fado puro" y otros ritmos como el tango que no han pasado desapercibidos para la crítica.
"Cuando el público lo entiende no hay preguntas sobre estilos. Si cantara para mi ombligo tendría que preguntarme si hago fados o no, pero no es así", explica para declarase abierta siempre a nuevos ritmos.
Confiesa que le encanta crear diferentes sonoridades y experimentar porque "la música es el arte de todos que va más directamente al alma. Crear sonoridades y llegar al final del concierto, recibir a las personas y desprenderse, acercarse a sus sensibilidades".
Pontes asegura que cada uno de sus conciertos es diferente pero garantiza "la entrega total" para compensar a sus seguidores con su desnudez artística.
"No tengo religión y necesito eso, la sensación de paz, de espiritualidad, de darlo todo y la reacción de la gente", sentencia antes de su concierto, un "ensayo" con parte de lo que será su "Peregrinación" y que grabará este año.