La investigadora Isabel Blanco Montenegro, perteneciente al grupo de Paleomagnetismo de la Universidad de Burgos (UBU), junto a Fuensanta G. Montesinos y José Arnoso, de la Universidad Complutense de Madrid, han publicado un estudio en la revista 'Scientific Reports' en el que proponen que una gran falla submarina entre Gran Canaria y Tenerife coincidió con la formación de la primera isla en sus fases iniciales hace más de dieciséis millones de años.
Isabel Blanco ha explicado, a través de un comunicado de la UBU recogido por Europa Press, que la relevancia de estos resultados estriba en que la geometría alargada y estrecha de esta intrusión magmática, así como su orientación espacial, sugieren que el ascenso de magma que dio lugar a la formación de Gran Canaria se vio condicionado por la presencia de una importante fractura en la corteza terrestre.
Asimismo, ha destacado que, a partir del dato magnético, se está visualizando el efecto de una magnetización remanente adquirida por las rocas en el momento de su formación y ha señalado que los minerales magnéticos presentes en el magma se alinean en la dirección del campo magnético terrestre en el momento de su enfriamiento, quedando registrada en la roca de forma permanente.
Los tres científicos han obtenido modelos tridimensionales de la estructura submarina del flanco noroeste del edificio volcánico de Gran Canaria a partir de los datos magnéticos medidos en el archipiélago por el Instituto Geográfico Nacional hace dos décadas.
En el estudio se explica el hallazgo de indicios de la existencia de un gran cuerpo intrusivo con polaridad magnética inversa a la del campo geomagnético actual y de un tamaño que podría llegar a representar
hasta el 20 por ciento de todo el edificio volcánico de Gran Canaria.
De este modo, los autores de este estudio retoman la idea sugerida por los volcanólogos Anguita y Hernán en 2000, sustentada en la idea de que el origen de las Islas Canarias es complejo y necesita probablemente
aportaciones de las diversas teorías planteadas hasta el momento.
Sus conclusiones no rebaten la hipótesis del punto caliente para el origen del magmatismo canario pero introducen como elemento adicional que la salida del magma a la superficie estuvo condicionada por la
presencia de fracturas en la corteza terrestre.