El tiempo en: Puente Genil

Vejer

Exclusiva

“Somos un festival súper LGTBIQ+ sin que hayamos tenido que decirlo’’

Allá por 2009, tres amigos de Vejer se unieron impulsados por una misma inquietud: crear un espacio para la música, la danza y la cultura en su tierra

Publicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
  • Festival Vejer Moving

Comienzos que quedan para la historia

"Nosotros siempre nos hemos identificado por ser una iniciativa que rompe fronteras, sin importar el género, la raza, la orientación sexual o el físico''

Sin grandes pretensiones y con pocos recursos, levantaron los primeros acordes de lo que hoy es mucho más que un festival; Vejer Moving se ha convertido en una marca, una tradición y un símbolo de unión para el pueblo, donde cada verano las fronteras se disuelven al ritmo de los sueños compartidos

Hablamos con Manuel Basallote, Director y fundador de Vejer Moving.

Manuel Basallote Vejer Moving

"Vejer Moving nació en 2009 con el propósito de hacer un festival de música en Vejer para la gente del pueblo y alrededores", nos explica Manuel. "Surgió como una idea de tres amigos: Sara, Juan y yo. Teníamos mucha inquietud artística y cultural. Yo llevaba un grupo de música, Sara tenía un grupo de baile, y Juan tocaba la batería. Decidimos crear un evento donde pudiéramos expresarnos artísticamente, e invitar a otros grupos del pueblo".

Ese primer festival fue toda una aventura. "No teníamos medios, apenas dos micrófonos y dos altavoces", recuerda Manuel. "Hablamos con la Delegación de Juventud y nos pusieron todas las facilidades del mundo. Nos dieron la fecha y el lugar, en la muralla de Vejer, y lo hicimos con lo que teníamos. Poco a poco, hemos ido creciendo, pero siempre bajo una vocación benefica".

Manuel nos cuenta cómo el evento ha sido siempre más que solo música. "El primer año destinamos lo recaudado en la barra a la Asociación Avadis, que ayuda a personas con discapacidad en Vejer. Cada año, hemos apoyado una causa diferente: desde recursos para colegios, hasta centros de animales abandonados en Barbate".

"No queremos que esto se convierta en un trabajo remunerado para nosotros", aclara Manuel. "Si ya disfrutamos esa noche del festival y, además, podemos ayudar a otros, es un dos por uno".

La importancia del trabajo en equipo

"El festival consta de más de 50 personas que colaboran, pero el comité organizativo es de ocho. Nos dividimos en áreas: vestuario, maquillaje, dirección, gestión económica... También tenemos una escuela de baile que funciona todo el año, excepto en verano cuando se celebra el festival", detalla Manuel.

Todos los que trabajan en el festival lo hacen de manera voluntaria, una característica que ha sido constante desde el inicio. "Somos todos voluntarios. Intentamos que no nos cueste dinero, ya sea una peluca o cualquier adorno para el escenario. Todo lo costea el presupuesto de producción", explica Manuel.

Y aunque Manuel vive en Madrid, el trabajo en equipo es clave: "nos reunimos regularmente, aunque no tanto como nos gustaría. A partir de marzo o abril, comenzamos con reuniones semanales para cerrar todos los detalles, desde los artistas hasta la logística. Lo gestionamos a distancia, pero por suerte, algunos compañeros viven en Vejer y eso facilita las cosas", explica sobre la dinámica de trabajo.

Además, también “El Ayuntamiento colabora fielmente con nosotros y es una de las ayudas más grandes que tenemos”, comenta Manuel.

“Siempre intentamos que el Ayuntamiento sienta el festival tan suyo como nuestro. Si algo no les gusta, nos lo dicen, y nosotros hacemos lo mismo. Al final, estamos todos en esto juntos”, subraya Manuel. Además del apoyo financiero, el Ayuntamiento aporta recursos logísticos clave ‘’sin imponer limitaciones artísticas, sugiriendo nombres de artistas o facilitando contactos cuando es necesario, y apoyando con recursos como escaleras y puntos de luz para el escenario’’.

El camino no ha estado exento de momentos difíciles y anécdotas que hoy recuerdan con humor. Manuel rememora el año 2012, cuando Rafa Méndez fue el primer artista de renombre que invitó el festival. "Lo contactamos y accedió a venir gratis, pero en pleno evento, uno de los altavoces empezó a echar humo y se quemó. Rafa se enfadó mucho y despotricó contra el equipo municipal en el escenario. Nosotros, que éramos chavales de veintipocos, no supimos cómo manejar la situación. Al día siguiente, el Ayuntamiento nos dio una buena colleja, y con razón", relata Manuel entre risas.

Cuando se le pregunta por su edición favorita, Manuel destaca la del décimo aniversario en 2018. "Esa fue muy especial para mí. Reunimos momentos icónicos de los 10 años anteriores sobre el escenario, y logramos que artistas que no habían actuado en años volvieran. Además, fue mi primer año organizándolo desde Madrid, lo que supuso un reto personal. Le tengo mucho cariño a esa edición", recuerda.

Diversidad e inclusión

El festival Vejer Moving, que en 2024 celebró su 16ª edición, se ha convertido en una plataforma inclusiva. Manuel destaca cómo el festival ha ido evolucionando junto con la sociedad de Vejer, un pueblo con una población mayoritariamente de edad avanzada. "Nosotros siempre nos hemos identificado por ser una iniciativa que rompe fronteras, sin importar el género, la raza, la orientación sexual o el físico. Y aunque al principio hubo algunos comentarios negativos, como que el festival era para ‘gordas, putas y maricones’, hoy la gente de Vejer ha abrazado completamente la diversidad que representa Vejer Moving. En nuestro escenario puedes ver desde señoras con sus trabajos y familias, como el grupo 'Power Mamis', hasta una niña de 14 años que baila increíblemente", comenta Manuel.

Además, añade que, "la gente sabe lo que es Vejer Moving, un festival súper LGTBIQ+ sin que nosotros hayamos tenido que decirlo. Nunca ondeamos una bandera, pero siempre ha estado ahí".

Una de las actuaciones más emblemáticas de este año fue la de Samantha Ballentine, cuya actuación Manuel describe como "un grito de libertad". "Lo que hizo Samantha fue llevar al extremo esa libertad que siempre hemos defendido. Ella fue la representación de todo lo que Vejer Moving significa, y el público lo acogió con los brazos abiertos", asegura

Uno de los momentos más especiales de la edición de este año fue el espectáculo de María Isabel, quien llevaba un tiempo alejada de la música tras convertirse en madre. "Sabíamos que estaba apartada de la música, y cuando surgió la oportunidad de contactar con ella, queríamos que se sintiera muy cuidada", comenta Manuel. El equipo de Vejer Moving no escatimó esfuerzos para hacer que la artista se sintiera cómoda, desde la selección de canciones hasta el trabajo con el cuerpo de baile. "Quisimos darle todas las facilidades posibles, no solo en su visita a Vejer, sino también en todo lo artístico. Me gusta pensar que, aunque no somos los responsables, Vejer Moving ha sido un granito de arena para que María Isabel decidiera retomar su carrera musical", afirma.

Una de las innovaciones de este año fue el "aplausómetro", una iniciativa que permite al público influir en la selección de artistas futuros. "Hemos introducido esta dinámica para tener feedback de lo que la gente quiere ver. Aunque no siempre podamos traer a todos los artistas sugeridos, es una forma de conectar con el público y escuchar sus opiniones", comenta Manuel. Este año, el festival ha apostado por artistas que despiertan la nostalgia, como Sara de las Chuches en la fiesta Pre-Moving. "Fue un éxito, tanto que estamos pensando en hacer esa fiesta aún más grande el año que viene", añade.

Además añade que,  "este año hemos notado una gran afluencia de público de fuera, con familias enteras que venían al festival, algo que nos llena de orgullo", explica Manuel. "He visto en las grabaciones familias, parejas, amigos de todas las edades, y lo más importante, un ambiente muy sano."

Para Manuel, la esencia del festival reside en su capacidad de reunir a gente muy diferente: "la mezcla que intentamos lograr en el escenario, de estilos y personas muy diferentes, se ha extendido al público. Nos encanta ver cómo esa semilla que plantamos en el escenario ha germinado en la audiencia", concluye.

A pesar del éxito y la expansión del festival, Manuel tiene claro que no quiere convertir Vejer Moving en un evento masivo como el Tomorrowland o el Cabo de Plata. "No quiero que crezca a lo bestia. Prefiero que crezcamos poco a poco, mejorando la calidad y los recursos para hacerlo más cómodo tanto para nosotros como para el público", afirma

Manuel Basallote tiene claro que el festival Vejer Moving siempre tendrá a Vejer como su base: "no me veo llevando el festival fuera del pueblo y abandonando Vejer. Lo que haríamos sería buscar la manera de extendernos, quizás con un evento paralelo o complementario, pero siempre bajo la misma filosofía. El Vejer Moving es algo que pertenece al pueblo y, por encima de todo, queremos mantener esa esencia".

Romper estigmas con el baile

Detrás de este festival se encuentra una iniciativa que se mantiene viva durante todo el año a través de su escuela de baile, un espacio que ha ido evolucionando y expandiéndose desde su creación en 2017.

"Tengo muy buenos recuerdos de los comienzos. No teníamos experiencia previa, y lo organizamos entre los compañeros del festival. Mercedes, Laura, Domi y yo íbamos a los colegios a anunciar la escuela de baile, algo que entonces era impensable en Vejer, porque no existía nada parecido. No había una escuela donde se ofreciera una variedad de estilos de baile moderno o comercial. Solo tenías flamenco", recuerda Manuel.

"La escuela la iniciamos en 2017 sin grandes pretensiones. No somos formadores profesionales ni nos vendemos como tal. Simplemente somos artistas del festival que llevamos años de experiencia y que queríamos compartir eso con la gente que tuviera inquietudes artísticas", comenta Manuel. En un principio, la escuela ofrecía diversas disciplinas como canto, interpretación frente a la cámara y baile, pero rápidamente detectaron que la mayor demanda era para aprender a bailar. "Nos dimos cuenta de que lo que más interesaba era el baile, así que poco a poco nos hemos ido centrando en eso", añade.

Hoy, la escuela ha crecido no solo en número de alumnos, sino también en la variedad de estilos que ofrece. "Este año es, sin duda, el año en el que hemos conseguido una oferta formativa más completa. Tenemos clases de estilos urbanos como el hip hop, comerciales, salsa, bachata, flamenco, y hasta afro. De hecho, hemos incluido una técnica flamenca más exclusiva para los que quieren profundizar en ese estilo", explica con orgullo.

"Durante el resto del año, a partir de octubre y hasta junio, tenemos la escuela de baile, que coincide con el calendario escolar. A través de la escuela organizamos algunos eventos en fechas señaladas, como en Halloween, Carnaval o Navidad", explica Manuel Basallote.

Para muchos niños y niñas del pueblo, la creación de esta escuela fue una oportunidad única para explorar su talento y sus intereses. "Nos sorprendió ver cómo muchos chicos y chicas, que siempre habían querido bailar pero no habían encontrado la oportunidad o se habían sentido limitados por el estigma social, se animaban a venir a la escuela", comenta. Esto ha sido especialmente relevante para los chicos, que en muchas ocasiones han tenido que enfrentarse al prejuicio de que "el baile es cosa de niñas". "Hemos roto ese estigma con cada clase, demostrando que el baile no tiene género", afirma.

Historias que dejan huellas

Manuel recuerda casos particularmente significativos de alumnos que encontraron en la escuela un refugio. "Tuvimos una alumna marroquí que al principio tenía muchos problemas para integrarse en el pueblo. La escuela le ayudó mucho a abrirse a los demás y a sentirse parte de algo", comenta Manuel con emoción.

Uno de los casos más destacados es el de Dani, un profesor que vivió su transición de género mientras formaba parte de la escuela. "Conocimos a Dani como Paula, y hemos vivido toda su transición con él. Nosotros lo hemos apoyado en todo momento, y lo queremos como a nadie. Ver cómo la escuela ha sido un espacio seguro para él y para otros nos llena de orgullo", cuenta Manuel.

Para Manuel y su equipo, la escuela de Vejer Moving va mucho más allá de enseñar a bailar. "No solo enseñamos técnicas de baile. Siempre hemos intentado guiar a los más jóvenes no solo en lo artístico, sino también en la vida. Queremos que la escuela sea un lugar donde se aprendan valores de compañerismo, respeto, superación y autoestima", explica Manuel.

Aunque reconoce que no son profesionales de la educación o la psicología, Manuel explica que "nosotros intentamos, desde nuestra propia experiencia y emociones, ofrecerles un camino que les ayude a crecer como personas".

Expectativas 2025…

‘’No os puedo contar mucho, pero como adelanto os digo que lo celebraremos el 2 de agosto, y será una montaña rusa de emociones’’. Asegurando que seguirán apostando por la nostalgia: "Siempre intentamos traer artistas que conecten con esa nostalgia del público, porque nos funciona muy bien. Estamos cerrando el cartel, pero seguro que será una edición muy especial", añade.

 

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN