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El Loco de la salina

A Elvira, la gallega

Esta mujer, Elvira Loureiro, es la clara demostración de que el secreto para abrirse paso en la vida es el trabajo callado, humilde y constante.

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Hoy, día 5 de marzo de 2018, a las 18,00 horas, ASIHTUR (Asociación Isleña de Hostelería Turismo) celebrará frente a la iglesia del Cristo el Día de la Mujer Trabajadora de la Hostelería. Y, si ya nos gusta la iniciativa, más nos gusta la acertada elección de la mujer que en esta ocasión recibirá tal reconocimiento. Esta mujer, Elvira Loureiro, es la clara demostración de que el secreto para abrirse paso en la vida es el trabajo callado, humilde y constante. Es lo que pensamos (hasta donde podemos) los locos de este silencioso manicomio.

Elvira trabaja en una de las esquinitas de la Plazoleta de las Vacas enclavada en pleno barrio de La Pastora. El Bar se llama “La Gallega”, porque Elvira es gallega, pero a la vista está que para querer de verdad a esta Isla de León y ser más cañaílla que el Puente Zuazo no es imprescindible haber nacido entre las salinas, sino haber rozado esta tierra con cariño día tras día como ella lo ha hecho de corazón.

Elvira, hoy se ve todo muy fácil, porque la memoria se nos nubla fácilmente, pero atrás dejas muchos años de sufrimientos y amarguras, de verte sola con tus niños de 3 y 8 años, de tirarte una enormidad de horas metida en tu pequeña cocina. Sin embargo hoy no es día para recordar malos momentos, sino para reconocer tu esfuerzo y tesón a lo largo de tantos años. Y todos reconocemos que es muy duro el trabajo de la hostelería, con muchas horas de pie y con mucha atención a lo que se va cociendo en los fogones, sobre todo cuando las cosas se hacen con el amor que tú le pones a tus recetas.  

Cuando se entra en “La Gallega”, lo primero que uno se encuentra es la amplia sonrisa de Jesús, hijo de Elvira, que es tan nervioso como atento y agradable. En un momento, como si el fin del mundo fuera inminente, nos ofrece de todo a manos llenas. No voy a destacar ningún plato, porque la lista sería interminable y porque a mí me gusta hasta el aceitito que se queda reposando en el fondo de la fuente. Aunque la cocina apenas se ve, por el olor todo apunta a que hay una consumada artista manejando las riendas de las sartenes. Y Jesús empieza a sacar platos y botellas. Y de pronto me viene al recuerdo la boda de Caná, cuando María, en este caso Elvira, viendo el problema que se les presentaba a los novios, se acerca en silencio a su hijo Jesús y le dice: ”no tienen vino”. Y, como un inesperado milagro, aparece por la barra, como por arte de magia, el mejor vino de la tarde acompañado de las mejores tapas del universo. Aunque nosotros ya lo estamos, es como para volvernos locos de alegría. Y Elvira, como María, se pierde en un segundo plano, porque lo suyo no es figurar ni bregar en la barra, sino trabajar constantemente en la bodega del barco para que todos los clientes salgan satisfechos. Es verdad que hay que tener un arte especial para que todos hablen bien de ti sin que tú aparezcas. De ahí el slogan de La Gallega, que resume perfectamente su forma de ser: “Donde la sencillez es un arte”.

Por todo ello, y también por las numerosas Navidades que en familia hemos disfrutado en la barra de “La Gallega” esperando el nuevo año a las doce de la mañana, con las uvas en la mano, cantando todo lo habido y por haber bajo la animación de Antonio Montiel y del mismo Jesús, la Cofradía Gastronómica “Los Esteros”, encabezada por su Presidente Pepe Oneto, se une a Asihtur con un beso sincero a Elvira y con la más hermosa de las felicitaciones a esta mujer trabajadora de verdad.

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