Fue un comunista precoz. Precoz no por su entrada en el Partido Comunista de España -recién cumplidos los dieciocho años- sino por su salida. Inmediatamente se dio cuenta de que la estructura de los partidos democráticos no es nada democrática y dio un portazo y se fue
Entró en el Partido como miles de jóvenes, soñando con trabajar por la Justicia, pero decidió hacerlo por libre -se considera un libertario- y ahora lo vemos por nuestras calles repartiendo un periódico de un único folio desde el que trata de informar y alertar a los ciudadanos. Herederos de una tradición que viene de los tiempos quevedianos, pasando por las clandestinas imprentas decimonónicas, siempre causan ternura estos hombres y mujeres que se dedican a repartir voluntariosamente estos panfletos -por favor, que nadie piense que el término es despectivo- que tienen vocación de paloma mensajera.
—Desde muy joven anda usted metido en lo que podríamos llamar la prensa alternativa. Publicaciones como El Tintero, repartidas en mano por sus mismos hacedores, son familiares a los arcenses. A usted se le ve de vez en cuando cargando de esas hojas que tratan de advertir a los ciudadanos, de informar y concienciar. ¿Cree que hoy, en la era digital, es necesario ese medio de comunicación?
—Bueno, El Tintero es principalmente un medio digital que se difunde sobre todo a través de las redes sociales, donde tenemos más de 200 seguidores. Ahora, de hecho, vamos a renunciar por problemas de operatividad (El Tintero lo hacemos muy poca gente y es muy difícil) al reparto mano a mano y nos vamos a centrar en la difusión digital, sugiriendo a la gente que nos siga y que tenga comercios o trabaje en un espacio público, que imprima unos cuantos ejemplares para que no se acabe con la edición en papel, ya que creemos que para un todavía gran sector de los arcenses el papel y no lo digital funciona más en lo que se refiere a medios de comunicación. También estamos en contacto para crear un periódico a nivel provincial que se llama La Levantera y que por el momento sólo actúa en Cádiz ciudad.
—¿No le apetece escribir en los medios, digamos, naturales, llámense periódicos locales o de otro tipo?
—Bueno, yo más que naturales los llamaría oficiales. En realidad, salvo una pequeña colaboración con Sierra Semanal hace ya muchos años, no he colaborado con este tipo de medios, de mayor tirada y presupuesto. No lo he hecho, porque nunca se me ha ofrecido básicamente. De todos modos, creo que encontraré siempre más libertad a la hora de escribir en lo que se llama la prensa alternativa, en la contrainformación, antes que en ciertos periódicos, donde problemas como la censura (tú de hecho la has padecido) no son extraños por desgracia.
—Usted ingresó en el Partido Comunista apenas cumplido los dieciocho años, pero se salió inmediatamente. ¿Qué es lo que no le gustó? ¿Qué le decepcionó?
—Fue una confluencia de dos cosas, por un lado una evolución ideológica que me llevó hacia el anarquismo, hacia la práctica libertaria, hacia la firme convicción de que democracia (esto es participación de todos los ciudadanos en los asuntos políticos y económicos) e igualdad real (no la falsa ante la ley) van unidas. Paralelo a esto en el PCE e IU, vi una forma de actuar muy poco democrática que a mi modo de ver no debería de casar con gente que pretende cambiar la sociedad.
—Cuéntenos algo de la profesión que ejerce.
—Ser profesor de secundaria es algo que me gusta mucho, sobre todo por el contacto con los chavales. Sin embargo, a cada año que pasa, noto cómo los niveles en los alumnos son peores. No obstante, creo que no es culpa del profesorado en la mayor parte, sino de un sistema más interesado en las estadísticas que en otra cosa. El sistema y los políticos en general siempre gustarán de hacer de sus ciudadanos gente pasiva e ignorante, antes que gente concienciada y crítica por mucho que cacareen y en este saco habría que meter no sólo al señor Wert, sino a nuestra querida Junta de Andalucía, responsable del profundo deterioro que se está dando en la educación pública con el despido de 4502 profesores interinos.
—Había un poeta que decía que el mundo había que mirarlo desde la altura de un jinete subido a su caballo. A usted se le ve ahora mirando el mundo detrás de un carrito infantil. ¿Qué es ser padre?
—Es algo maravilloso. Cuando llegas cansado a casa o de mal humor, basta su sonrisa para que se te olvide todo. Los sentimientos que te despierta un hijo son enormes e intento pasar con él el máximo tiempo posible. Dicen que cuando tienes un hijo te vuelves más conservador, pero en mi caso es al revés ya que tengo más ganas de luchar que nunca, pues me preocupa el futuro que le dejaremos nosotros a las generaciones venideras.
