Quizá nadie imaginara en 1999 que la jornada del Sábado de Pasión pudiera tener tan largo recorrido. Fue entonces cuando la Hermandad de la Clemencia procesionó en ella por primera vez a instancias de monseñor Bellido Caro, que de algún modo quiso poner a prueba a los cofrades del polígono de San Benito. Esta jornada de vísperas celebró ayer por tanto su veinte cumpleaños, manteniendo el carácter de banco de pruebas de jóvenes corporaciones que aspiran a hacer estación de penitencia a la Catedral.
La propia Hermandad de la Clemencia, pero más tarde El Consuelo, Soberano Poder, Redención, La Paz, Humildad y Paciencia o Pasión superaron una suerte de reválida que ayer aprobaron también La Sed y La Salud. Las dos cofradías del distrito sur conocieron esta misma semana que el próximo año pondrán rumbo al primer templo diocesano, posiblemente el Lunes y Martes Santo. De ahí que esta víspera tuviera carácter histórico: por ese veinte cumpleaños y por la despedida a dos de las corporaciones que han crecido a sus faldas.
Este Sábado de Pasión -al igual prácticamente que el pasado- debió sobreponerse al viento, si bien las rachas de aire empezaron a menguar conforme avanzaron las horas. En todo caso fue una jornada propia casi de un invierno que se está mostrando perezoso a la hora de marcharse. Hizo viento y algo de frío, pero no apareció la temida lluvia a pesar de las previsiones meteorológicas adversas que se ofrecían estos días pasados.
El Sábado de Pasión se abrió a las cinco de la tarde junto a la parroquia del Perpetuo Socorro, en la barriada de Las Torres. La Hermandad de la Salvación fue la primera en ponerse en la calle, presentando su único paso la incorporación de dos nuevas imágenes del jerezano Alejandro Oliveras, un sumo sacerdote y un soldado romano. La Banda de Cornetas y Tambores de la Salud de Córdoba fue la encargada de acompañar al nazareno de la Salvación, al frente de cuya cuadrilla de costaleros estuvo Justo Asencio Rosado.
Coincidiendo prácticamente en el tiempo hizo su salida la Hermandad de la Salud, desde la parroquia de San Rafael. La cofradía puso rumbo al centro desde la barriada de Federico Mayo, haciéndose presente en enclaves como la Cruz Vieja o la remozada plaza de las Angustias para después hacer estación de penitencia en San Francisco. La Agrupación Musical San Juan ofreció sus sones al Señor que tallara Fernando Aguado. Ildefonso Oñate ejerció como capataz. En esta su despedida del Sábado de Pasión, la hermandad estrenó la talla en madera de su cruz de guía, así como algunos medallones de su paso.
Poco antes de que dieran las seis de la tarde -y no muy lejos de Federico Mayo- hacía su salida la Hermandad de la Sed, de la parroquia de Puertas del Sur. Hace apenas unos meses, la cofradía recibió una negativa del Obispado a su pretensión de hacer estación de penitencia a la Catedral. El desencanto que provocó aquella decisión se ha tornado en júbilo en estos últimos días. Nunca es tarde si la dicha es buena. El Cristo de la Sed se despidió del Sábado de Pasión ofreciendo momentos brillantes en su recorrido hacia el centro y de manera singular en el entorno de la parroquia de San Miguel, donde fue bendecido en septiembre de 2010 y donde hizo estación por última vez. Detrás, la Banda de Cornetas y Tambores del Rosario de Cádiz, que quizá no pueda ya acompañar a esta cofradía el próximo año. Alberto Millán comandó a una cuadrilla de costaleros que siempre destaca por su sobriedad.
La Hermandad de la Misión es la más joven de esta jornada de vísperas. La cofradía de Picadueñas empezó ayer a mostrar lo que será su futuro grupo escultórico, con la incorporación a las plantas del nazareno de la Virgen del Encuentro, una imagen que fue bendecida en vísperas de la Cuaresma. Al igual que el Señor de la Misión, la dolorosa es original de Fernando Murciano. David Medina, por su parte, va dando forma a unas andas de estilo rocalla que poco a poco van tomando cuerpo. Manuel Monje repitió como capataz de la cuadrilla de costaleros mientras que la música corrió por cuenta de la Banda de Cornetas y Tambores Cristo del Mar, de Vélez-Málaga. Momentos destacados se vivieron junto a la basílica de la Merced, donde la cofradía hizo estación de penitencia.
La Hermandad de la Entrega presentó como gran novedad la incorporación a su paso de misterio de tres nuevas imágenes: dos soldados romanos y un caballo, todos ellos de José Antonio Navarro Arteaga. La cofradía de Guadalcacín sigue de algún modo haciendo méritos para cumplir su sueño, que no es otro que el de presentarse en el centro de Jerez. El Señor de la Entrega fue acompañado por la Agrupación Musical de la Sentencia, que llevó en volandas a la cuadrilla mandada por Pedro Calleja.
Ya de noche cerrada -con algo menos de viento pero con más frío- partió de la iglesia de Capuchinos la Hermandad de la Mortaja, que se convirtió en el claro contrapunto a una jornada de carácter popular y festivo. Sus negros y silentes nazarenos tomaron camino de San Dionisio por las calles que hoy se convertirán en Carrera Oficial para las seis cofradías del Domingo de Ramos. Apenas se escucharon la música de Sonos Angeli, las voces del Ensemble Stella Maris y las órdenes del capataz Martín Gómez.
Jerez vivió ayer su vigésimo Sábado de Pasión con cofradías en la calle. Nadie pensó que durara tanto. Pocos saben cuánto le queda...